Los zigzags del domador de la casta
En una semana intensa Milei logró controlar la agenda del Congreso, doblegar a los gobernadores y diluir la amenaza del ala dura de la CGT; se guio por sus intereses, no por sus dogmas, y apeló a los atajos cuando necesitó; las dudas en el horizonte del proyecto libertario
Autor: LA NACION Jorge Liotti - 24/11/2024
El Gobierno prepara la escenografía para festejar su primer año de gestión a puro contraste con el pasado. El relato libertario tiene un pilar sólido en el recuerdo vigente de las penurias económicas y las explotará al máximo al compararlas con un presente que lo muestra con indicadores positivos como la reducción del déficit fiscal, la baja de la inflación y el clima en los mercados financieros.
También podrá exponer entre sus logros la sorprendente domesticación que consiguió de los actores políticos tradicionales. Y lo que sucedió esta semana ha sido el ejemplo más gráfico: reguló el temario del Congreso de acuerdo con sus intereses, se mostró intransigente con los gobernadores en la negociación por el presupuesto y diluyó la amenaza de los sectores gremiales más duros, que terminó con la salida de Pablo Moyano de la conducción de la CGT. Oposición legislativa, jefes provinciales y líderes sindicales que oscilaron entre la impotencia para imponer su agenda y la contorsión política para no confrontar con Javier Milei, con su retórica agresiva, con su manejo de las redes, con sus cancelaciones; pero fundamentalmente, con su popularidad vigente.
El martes José Luis Espert suspendió la firma del dictamen del presupuesto, en lo que muchos interpretaron como una ratificación de que el oficialismo se encamina a prorrogar el vigente. Como ocurre en otros temas, el Gobierno invirtió el peso de las pruebas: si bien reconoce que sería una buena señal un proyecto aprobado por el Congreso, están convencidos de que hacia los mercados y el FMI es más efectivo el compromiso de Milei con el déficit 0 que una promesa presupuestaria. Por el contrario, los gobernadores quieren que quede plasmado en un papel el compromiso de la Casa Rosada con algunas partidas clave, como la de las cajas jubilatorias y las obras públicas. El último intento de reunión de los gobernadores en el CFI fue patética. Balbuceos y advertencias a media voz parecieron un remedo de la otrora poderosa liga de caciques provinciales.
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