Milei, de la pasión trumpista a las amenazas del G-20.
En menos de una semana pasó de la simpatía en Mar a Lago a la dura disputa por la agenda de la cumbre de Rio, donde la Argentina podría quedar marginada del consenso; la salida del Acuerdo de París y los reclamos ambientales de Macron
Autor: LA NACION Jorge Liotti - 17/11/2024
“Está confirmadísimo, viene en marzo”. Una importante figura del Gobierno le daba así entidad al dato que circuló esta semana en extrema reserva dentro del entorno más íntimo de Javier Milei y que anticipaba la posibilidad de que el papa Francisco finalmente visite la Argentina en 2025. Incluso referentes de la Iglesia local recibieron la misma señal. Pero cuando se cerraba la semana, el mensaje del Vaticano fue contundente: “No hay nada”.
Más allá de la desilusión que podría anidar si otra vez se frustra lo que para muchos es la última posibilidad de que el pontífice vuelva a pisar el país, el episodio expuso el clima de efervescencia que hoy nutre las filas libertarias, la percepción interna de que están sacudiendo al mundo, de que los planetas se alinean en favor del Gobierno y de que con Milei todo es posible. El Presidente encuentra en su creciente misticismo la razón espiritual de sus logros, y su círculo más íntimo comparte cada vez más la sensación de que hay fuerzas superiores guiándolo. Si no son las del Papa, serán las del Cielo.
Los últimos días en Mar-a-Lago compartiendo cocktails en las entrañas del trumpismo fueron burbujeantes. Además de los elogios y las fotos entre Javier y Donald, antes de la recepción del jueves hubo una charla reservada entre ambos de 45 minutos. Fue la primera vez que se sentaron frente a frente, ya que las anteriores conversaciones habían sido de ocasión. Desgranaron allí una hoja de ruta por donde entendían que debía circular la relación bilateral, aunque sin entrar en mayores detalles porque el líder republicano recién está terminando de armar su equipo.
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