Una economía atrapada por el cepo.
La posibilidad de que, desde una oficina estatal, se pueda determinar el precio de un producto estratégico como el dólar, tiene virtudes narcóticas para el equipo económico del massismo austríaco
Autor: Carlos Pagni LA NACION - 29/08/2024
El cepo cambiario tiene atrapada a la economía. Y también la cabeza de los funcionarios. La posibilidad de que, desde una oficina estatal, se pueda determinar el precio de un producto estratégico como el dólar, tiene virtudes narcóticas. Porque habilita también a controlar otras variables estratégicas. Por ejemplo, mantener baja la tasa de interés. Javier Milei y su equipo han caído bajo los efectos de esta pócima. Sería una vulgaridad reprocharles una defección ideológica. Es decir, denunciar la incoherencia de un gobierno que sacraliza la libertad de mercado, pero reserva a la burocracia estatal la facultad de decidir sobre factores determinantes de la vida material. A cada rato se agrega una evidencia de que la dirección del país está en manos hoy de un esotérico massismo austríaco. Mucho más importante es señalar cómo ese intervencionismo está obligando a la política económica a incurrir en inconsistencias cada vez más marcadas. Y de qué manera el oficialismo se expone a riesgos políticos que sus rivales calibran día a día con mayor satisfacción.
El control de cambios genera dos distorsiones. Por un lado, representa un impuesto sobre las exportaciones. Por eso desalienta la oferta de divisas. Por otro lado, constituye un subsidio a las importaciones. Por lo tanto, las estimula, potenciando la demanda de dólares al Banco Central. Hasta ahora, el programa de Luis Caputo venía respondiendo a estos dos estímulos. Pero a partir de septiembre ese juego se acentuará. Como estaba previsto, el Ministerio de Economía decidió reducir en 10 puntos el impuesto PAIS, llevándolo desde 17,5% a 7,5%.
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