Misión imposible en Caracas: temor, agitación y resistencia.
El Gobierno encaró una frenética negociación para proteger a los asilados venezolanos que estuvo a punto de fracasar; el giro de Macri y su difícil reencuentro con Milei
Autor: Jorge Liotti LA NACION - 04/08/2024
Los días previos habían sido muy difíciles, pero el martes a la noche la tensión escaló al máximo y el temor se apoderó de los negociadores argentinos que intentaban proteger a los seis opositores venezolanos que estaban refugiados en la embajada de Caracas. Se había diluido la hipótesis más firme que habían explorado hasta entonces para salvaguardarlos de las amenazas del régimen de Nicolás Maduro y el ultimátum que les habían dado el lunes ya había consumido las primeras 24 horas. Las tratativas que venían llevando con un par de países europeos se habían terminado de evaporar porque no podían garantizar un convoy de 15 autos blindados y con extrema seguridad para trasladarlos de sede diplomática. En la Cancillería hubo desazón: “Los europeos no se jugaron. Hablan de derechos pero después no actúan en consecuencia”. Consideraban que era la opción más segura, dada la fragilidad de la situación en la embajada argentina, que hasta ayer seguía sin luz y abastecida con un grupo electrógeno, sin internet, con una mínima seguridad privada contratada por la Cancillería, y monitoreada férreamente por el gobierno de Caracas por un costado, y cercado por un acantilado por el otro. Antes de la elección del domingo pasado habían evaluado otras opciones, desde una huida clandestina (los controles eran más laxos que ahora) hasta algunos planes de salida que manejó la Cancillería, que quedaron abortados por el temor a que los vehículos diplomáticos argentinos fueran interceptados. Incluso el propio Lula Da Silva había hablado con Maduro sobre la posibilidad de poner a disposición un avión de la Fuerza Aérea brasileña para sacarlos del país, pero el presidente venezolano no aceptó.
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