Los replanteos inevitables que agitan al Gobierno
Tras la aprobación de la Ley Bases, Milei enfrenta el dilema de la salida del cepo y la reconfiguración de su equipo; el tormentoso desembarco de Sturzenegger
Autor: Jorge Liotti LA NACION - 23/06/2024
Si los duendes de la política no se entrometen, esta semana el Gobierno cerrará una etapa de su gestión con la sanción de la Ley Bases y el pacto fiscal. Una primera fase de necesidad y urgencias, tumultuosa y desgastante, como se podía suponer desde un principio. Hubo que hacer en el medio un giro hacia el pragmatismo, después del fracaso de la estrategia original de la excepcionalidad, que partía del supuesto de que todo el sistema aceptaría medidas y procedimientos inéditos por el hecho de estar frente a una profunda crisis y ante a una figura inesperada y diferente. Pero en lo económico se consolidó un brusco ajuste fiscal que permitió bajar fuerte la inflación y se recuperó cierto orden macro; en lo político quedará el mérito de hacer pasar por el Congreso el proyecto más ambicioso que se recuerde, aunque fuera con precarios acuerdos. Javier Milei conserva índices de popularidad elevados y el crédito de que puede encontrar el camino de salida al laberinto argentino. Fin.
Se podría suponer que ahora viene la segunda etapa, pero no siempre el cierre de un ciclo conduce al siguiente. Muchas veces media una larga transición, cargada de indefiniciones. Y éste es el gran dilema que ahora enfrenta el Gobierno: ¿está en condiciones de avanzar hacia un estadio más desarrollado de su gestión, o sólo está programado para una lógica de ruptura y refundación? ¿Alberga el instrumental humano y las habilidades técnicas para afrontar al enorme desafío que implica responder a la demanda de bienestar que la sociedad aún espera?
La instrumentación de las leyes representa una gran oportunidad para profundizar el plan de reformas de Milei, pero también un gran desafío si se contempla los déficits de gestión que ha exhibido. Tendrá una herramienta muy poderosa en sus manos y dependerá sólo de sus capacidades para utilizarla, sin margen para culpar a la casta. Allí acumula más piezas para consolidar el equilibrio fiscal, el gran ancla del programa diseñado por Luis Caputo, y la garantía de credibilidad frente a inversores y organismos internacionales. Se trata del logro más nítido y tiene lógica que así sea: tanto el Presidente como el ministro son obsesivos del control del gasto y no han escatimado capital político para lograr su objetivo.
" Documentos para ver haga click aqui