El agro indio enfrenta una brutal crisis hídrica.
La democracia más numerosa del sistema global es uno de los países más vulnerables frente al cambio climático. La actual condición de producción de granos es insostenible en el largo plazo.
Autor: JORGE CASTRO en CLARIN RURAL - 27/04/2024
En las próximas seis semanas India desplegará sus comicios nacionales con un electorado que alcanza a 968 millones de votantes, en una población de 1.500 millones de personas, que es la mayor del mundo seguida por la de China.
Las elecciones de la democracia más numerosa del sistema global se realizan en pleno verano, con temperaturas promedio de 45°C; y entre abril y junio se espera que haya entre 10 y 20 días de calor extremo, con temperaturas que trepan a 50°C, o más.
India es uno de los países más vulnerables frente al cambio climático, con una multiplicación de eventos ambientales de carácter catastrófico.
Su régimen de lluvias es escaso y errático; y en la estación de los “monzones” (abril/junio) las lluvias se concentran en 20/25 días continuados, y luego desaparecen.
Así es como India desarrolla su producción agroalimentaria, que es la más importante del mundo en términos nominales.
El problema principal de su agricultura es la crisis hídrica de carácter crónico, el subcontinente dispone de solo 4% de los recursos de agua potable del planeta; y de este porcentaje 74% se destina al cultivo de trigo y 65% al de arroz.
La población campesina alcanza a unos 700 millones de personas, cuyo nivel de productividad es nulo o negativo, lo que implica que unos 300 millones son pobres o indigentes.
El Estado Indio es claramente disfuncional en la administración de los irrisorios recursos hídricos, al punto de que más de 30% de sus ríos, canales, y lagos están completamente polucionados.
También la ineficacia estatal se manifiesta en la vida urbana; y un informe del Gobierno Nacional de Nueva Delhi (NITI Hayob/2019) indica que las 21 principales ciudades han agotado prácticamente las aguas subterráneas a partir de 2020; y que 65% de los reservorios se encuentran por debajo de sus niveles normales.
La agricultura india está dividida en 277 millones de unidades productivas, con parcelas que disponen de una superficie promedio de solo 0.57 hectáreas, con una superficie sembrada de 158 millones de hectáreas en 2019.
Un rasgo propio del agro indio señala que produce más frutas y hortalizas que granos y destina a las legumbres más de 60% de la superficie sembrada, lo que indica que la masa de su población (quizás 70% del total) es vegetariana.
Hay que agregar que la actual condición de producción de granos es insostenible en el largo plazo por la intensidad con que consume recursos, agua y fertilizantes en primer lugar.
Conviene recordar que en la década del 60’ y del ’70 India fue el terreno experimental de la Revolución Verde, con el uso intensivo de fertilizantes; y esta fue una de sus consecuencias no queridas, pero profundamente dañinas en el momento actual.
Según el Banco Mundial, India sería la tercera economía del mundo en 2025, después de EE.UU y China, lo que hace que el alza récord que ha experimentado en los últimos 10 años ha sido un factor fundamental en la modificación del equilibrio mundial, que ha llevado el eje del proceso de acumulación de Occidente a los países asiáticos, lo que constituye una tendencia central e irreversible del capitalismo del siglo XXI.
Hay que advertir que India se ha transformado ya en una potencia nuclear, y se apresta a lanzar en los próximos dos años una misión tripulada al espacio, que la llevará hasta allí en un cohete de fabricación y tecnología propia.
Nada de esto parece afectar a las 700.000 aldeas de la República, cuyo ritmo de vida parece el mismo de los últimos cientos de años, aunque esto es así solo en apariencia porque los campesinos que las habitan disponen, incluso los más pobres o indigentes, de celulares inalámbricos, y están inscriptos a través de cuentas corrientes en el sistema financiero de la Federación; y hace solo 5 años que el gobierno de Nueva Delhi encabezado por el Primer Ministro Narendra Modi, que seguramente será reelegido en estas 6 semanas, logró otorgarle por primera vez en la historia documentos de identidad personal a su población de 1.500 millones de personas.
La India, una de las más antiguas civilizaciones del mundo, es también profundamente paradójica, como lo es el siglo XXI.