Un cortocircuito en el relato libertario.

Javier Milei

La magnitud de la marcha sacudió a un presidente que se puso como prioridad “la macro” y “la calle”; las razones ideológicas y políticas que agrandaron el conflicto y las incógnitas que interpelan al Gobierno

Autor: Martín Rodríguez Yebra LA NACION - 24/04/2024


La plaza de la educación colocó al gobierno de Javier Milei ante la incomodidad de los fenómenos complejos. En la inmensidad de la manifestación se mezclaron políticos y estudiantes; sindicalistas rancios y profesores intachables; férreos kirchneristas y votantes libertarios. Un muestrario de clases sociales, simpatías y profesiones que conformó un universo anómalo para los parámetros del relato oficial, poblado de “enemigos del pueblo”, de “castas”, privilegios, violencia y “curros”.

Una mezcla de prejuicio ideológico y superficialidad emocional impidió ver al Presidente la delicada fibra que tocaba al tratar a las universidades nacionales con las mismas herramientas narrativas que tan buenos resultados le dieron con la oposición política. La educación pública resiste todavía como un valor de cohesión en la sociedad argentina, capaz de resistir incluso el manoseo recurrente de los vendedores de consignas facilistas.

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