Cómo viven los exportadores la crisis en la ciudad que pronto será el epicientro de las ventas al exterior.

Vistas aéreas de la ciudad de Rosario y de la vía navegable por la cual salen las exportaciones Tomás Cuesta - LA NACION

Desde Rosario sale casi el 75% de los productos agroindustriales de la Argentina hacia otros mercados; es la mayor entrada de dólares del país Conmoción. Esta es la palabra en común que usan los exportadores cuando se les pregunta por los últimos acontecimientos de narcoterrorismo y muerte en Rosario.

Autor: Paula Urien LA NACION - 15/03/2024


La ciudad santafesina es el punto neurálgico desde donde salen la mayor cantidad de exportaciones no solo de la Argentina, sino del mundo. Desde el Gran Rosario se envió al exterior en 2022 casi el 75% del total de productos agroindustriales despachados desde puertos argentinos, mientras que el segundo lugar lo ocupó el puerto de Bahía Blanca, con cerca del 15%.

En 2022 (2023 estuvo atravesado por la sequía), el Gran Rosario fue el segundo nodo portuario agroexportador más importante del planeta: “Con un total embarcado de 69,1 Mt de granos, aceites y subproductos, la región del Up-River mantuvo el segundo puesto del ranking obtenido en 2021, ubicándose sólo por detrás del distrito aduanero estadounidense de Nueva Orleans”, se lee en un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Ese mismo año, la Argentina fue tercera en el ranking de exportadores de commodities agrícolas a nivel global.

Para ubicarse en el mapa, “cuando se habla del Gran Rosario, la referencia es al complejo industrial oleaginoso y portuario que está situado en 70 kilómetros de costa sobre el Río Paraná, entre la localidad de Timbúes al norte y Arroyo Seco al sur, y desde cuyas terminales se embarcan distintos tipos de granos, aceites y subproductos, entre otros”, se explica desde la BCR.

En la zona hay unas 30 terminales (22 capacitadas para la carga de granos, aceites y/o subproductos) a donde llegan anualmente 2000 buques de gran porte, más miles de barcazas, según registra Juan Carlos Venesia, director del Instituto Regional y promotor del Encuentro Argentino de Transporte Fluvial.

Con el inicio de la cosecha gruesa comienza la temporada alta, desde abril hasta julio/agosto. Se viene el trajín de alrededor 1.500.000 de viajes de camiones al área metropolitana de Rosario. Una terminal grande puede recibir unos 1500 camiones por día. Transportan los granos que se embarcan y procesan en las terminales del área, para ser despachados en buques que viajarán para cumplir con los contratos en el extranjero.

En estado de alerta
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales, en diálogo con LA NACION, dice que, al igual que todos los habitantes de Rosario y alrededores, entre los exportadores hay una enorme preocupación.

“Toda persona que circula por las calles, por las rutas o por los accesos está en peligro: desde los camioneros o transportistas que llevan productos hasta el personal que trabaja en los puertos y los directivos también. Todo el mundo está hoy en riesgo de recibir un balazo. Con estos incidentes se produce una psicosis social que es en definitiva lo que buscan estos grupos de narcotraficantes”.

Agrega que, en la vida personal, todos toman muchos más recaudos: desde buscar y traer a hijos ya grandes al colegio hasta poca actividad nocturna “como si se viviera en zona de guerra”, sintetiza.

Agrega que “hemos vivido siempre conflictos, pero nunca una situación de inseguridad social ciudadana tan fuerte, que por supuesto impacta sobre las actividades comerciales”.

Juan Venesia se hace esta pregunta: ¿este tema es de Rosario o de la Argentina? “El transporte de granos hoy está sometido a los mismos avatares que el del resto del país. La prefectura (entre otros organismos) extrema sus controles náuticos y terrestres, pero la situación es conmocionante y más para los que vivimos cerca. Hay atentados terroristas y mensajes mafiosos”. Agrega que “la Vía Navegable Troncal (VNT) sigue sumando puntos oscuros y de conflictividad, pero los tráficos de ilícitos existen por la falta de más controles, entre otras cosas”.

Vale recordar que el puerto de contenedores de Rosario tuvo varios incidentes relacionados con el tráfico de droga.

Más recaudos
“Las grandes empresas y traders tienen internamente muchos controles y más información, quizás, que las fuerzas de seguridad. Pero tienen más costos de seguridad y de seguros. Esto ya existía, no es que empezó la semana pasada”, asegura Venesia. Por eso los expertos dicen que las terminales son muy seguras, pero es el transporte al que hay que prestar atención.

Fuentes del sector responden, ante los requerimientos de LA NACION, que en los últimos días no han aumentado las primas de los seguros, algo que sí ha sucedido para los cargueros que transitan por el mar Rojo, que son sistemáticamente atacados por terroristas hutíes. Desde el Centro de Navegación, su presidente, Julio Delfino, aclara que, además, que “uno no está asegurado por si es víctima de que le planten droga en su carga, de hecho es acusado de tráfico de drogas y debe probar que es víctima”.

A pesar de este estado de “conmoción”, distintas fuentes consultadas relacionadas con el sector no ven que estén en peligro los envíos al exterior. “No vemos que haya un riesgo para las exportaciones”, dice Idígoras.

Con respecto a las posibles amenazas o extorsiones a los puertos (los privados y los más grandes), aclara que tienen su propio protocolo de seguridad, que generalmente desalienta a cualquier tipo de práctica como contrabando o aprietes del narcotráfico.

Los mecanismos de verificación que tiene el mismo puerto, más la Aduana y Senasa, sobre los cargueros son continuos. Hay sistemas de cámaras dentro de cada empresa que están conectadas a la Aduana.

Idígoras también hace hincapié en el Programa Cosecha Segura, que se lleva adelante desde hace algunos años y se relanzó este. “Se hace con el Ministerio de Seguridad de Nación y el Ministerio de Seguridad provincial para que no se generen largas obstrucciones de camiones de kilómetros y kilómetros. Es para darle protección a los transportistas y este año reviste mayor importancia”

Según fuentes oficiales, el relanzamiento del programa Cosecha Segura 2024 tiene como objetivo el ordenamiento de los transportes para brindarles seguridad a sus respectivas cargas. Para ello, cada conductor deberá anotarse en la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) en donde solicitará un turno y deberá calcular el tiempo de viaje. “Antes (los transportistas) esperaban 12 o 14 horas. Ese tiempo era de delito, donde le boquillaban el camión y sacaban parte de su cosecha y luego, se vendía en una zona aledaña”, aseguró la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, en la última edición de Expoagro. Y agregó: “Va a haber vigilancia, dispositivos especiales en los puntos de control, balizamiento y vamos a enfocarnos a la reducción del delito, como el robo de camiones, la carga que llevan, los bloqueos y piquetes que se dan en época de cosecha”.

Desde la (CNRT) comunicaron que se dispondrá de 70 fiscalizadores con 30 móviles y se espera realizar 166 operativos de control, especialmente en aquellos puntos que se consideran críticos en cuanto al índice delictual. El Área de Monitoreo de la CNRT recopilará los datos obtenidos mediante el sistema de geolocalización vehicular y el sistema de Fiscalización Inteligente Simple (FIS), de esta forma podrán compilarse los datos por agente, delegación y punto de control.

Sin embargo, para Idígoras “no se puede eliminar el 100% del riesgo que pueda haber. La verdad es que la industria mucho no puede hacer porque en definitiva somos ciudadanos que no tenemos el poder de policía, aunque se pueda tener seguridad dentro de las instalaciones portuarias o en las terminales”.

Ante el recrudecimiento de la violencia narco que tiene en vilo al país, “el sector agroexportador y todos los que trabajan en la oferta exportable van a seguir con los protocolos existentes y van a extremar precauciones”, dice Venesia. Parar no es una opción, aunque se viva un momento de extrema tensión y miedo.