Los primeros contactos con un mundo turbulento.
China temió un cambio de la posición argentina sobre Taiwán por algunos gestos oficiales; prevenciones por el viaje a Israel y los vaivenes con el Papa; el debut internacional en Davos, con discurso y sin reuniones
Autor: Jorge Liotti LA NACION - 14/01/2024
El viernes a la tarde había cierta ansiedad en los pasillos del Gobierno. La canciller Diana Mondino estaba reunida con el embajador chino, Wang Wei, después de varias semanas de tensión, y se esperaba con expectativa el resultado del diálogo. Las claves eran la foto y el comunicado. Si había imagen conjunta al finalizar y una ratificación de la política hacia Taiwán, era un éxito; en caso contrario, la Argentina se encaminaba a un serio conflicto con su principal socio comercial. Al final hubo una foto y una frase sanadora: “Durante el encuentro, Mondino y Wang desestimaron recientes versiones de prensa infundadas y reafirmaron los lazos de amistad y el principio de una sola China”. Fin.
La canciller se cansó de desmentir que se hubiera reunido con la representante de Taiwán en el país, Miao-hung Hsie, como se difundió. Solo admitió haberse cruzado con ella en septiembre en un evento académico del CEMA, ámbito desde el cual había forjado un vínculo personal. Pero el problema no es esa relación, sino que Beijing sospechó que el gobierno de Javier Milei ponía en duda la posición adoptada por la Argentina desde 1972 de reconocer una sola China y considerar a la isla díscola como parte de su territorio. Supuestamente ese mensaje le llegó en forma directa a Wang.
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