Un intento refundacional del pacto democrático.

Jura de Francisco Paoltroni

Javier Milei asume con la consigna de desafiar los fundamentos del sistema político; los problemas que emergieron en el Congreso y la configuración híbrida de su equipo

Autor: Jorge Liotti LA NACION - 10/12/2023


“Función de Gala en el Teatro Colón. Obra: Madama Butterfly”. Así cerraba el programa oficial de la asunción de Javier Milei como presidente que difundió su equipo en la semana. Parecía una sutil reivindicación personal después del desagradable momento que había pasado el propio mandatario hace 20 días, cuando fue a ver esa ópera y hubo algunos abucheos. Sin embargo, esta noche lo que se escuchará en el imponente coliseo serán algunas piezas sueltas, oberturas, arias y coros, más algún tango. “No sé de dónde salió lo de Madame Butterfly, era materialmente imposible ejecutarla porque fue alquilada a San Pablo”, explicó uno de los hombres que estuvo en la coordinación del tema. La idea había salido del deseo de Milei de volver a ver esa obra icónica. Pero la realidad impuso sus límites. Una historia mínima cargada de simbolismo para la etapa que se inicia hoy.

Milei planea darle a su asunción un carácter refundacional, en un homenaje involuntario a su aborrecido Raúl Alfonsín, quien hace exactamente 40 años inició una etapa histórica del país. Si hace cuatro décadas el gobierno radical tenía como principal misión dejar atrás la oscuridad de la dictadura y consolidar la transición democrática, el nuevo presidente entiende su mandato en términos económicos, el principal fracaso de la institucionalidad obtenida desde entonces. Si en 1983 el objetivo era la reconstrucción constitucional del sistema, sus leyes, sus normas, sus tradiciones; ahora la mirada está puesta en el desafío a esa arquitectura política y en la apelación al acompañamiento popular como fuente de movilización y cambio. Un debate filosófico sobre modelos de representación democrática que la larga crisis del país incubó. En los términos de Milei, “un nuevo contrato social” que pase de un modelo “colectivista” a otro “liberal”.

Así se entiende la decisión de Milei de no hablar hoy ante la Asamblea Legislativa y solo hacerlo en las escalinatas de afuera, de cara a la gente. Allí hará una cruda descripción de la situación económica, reversionará el clásico pedido de “sangre, sudor y lágrimas” de Winston Churchill y buscará insuflar esperanza (las medidas concretas se demorarían al menos un par de días). Es un formato tomado de la tradición norteamericana, pero en la Argentina los historiadores no recuerdan un hecho similar. Apenas Hipólito Yrigoyen se acercó a eso cuando evitó dirigir un discurso a la Asamblea, pero dejó un mensaje por escrito. La señal es inequívoca: a la casta no me dirijo; mi mandato es del pueblo. Sería un mero gesto de populismo si no permitiera una lectura más inquietante que refleja una idea instrumental del Congreso. En definitiva, la legitimidad del voto de Milei es la misma que la que tienen los legisladores.


" Documentos  para ver   haga click aqui