La desordenada metamorfosis de Milei y otra sorpresa en Economía.

Victoria Villarruel, la vice presidenta electa , visita a la Prefectura Nacional Argentina, en el edificio Guardacostas @VickyVillarruel

El desembarco de Luis Caputo en el Palacio de Hacienda entró en zona de dudas y eso puso en suspenso, otra vez, la hoja de ruta; el presidente electo hizo un giro pragmático, pero prevaleció la desorganización

Autor: Por Jorge Liotti en La Nacion - 26/11/2023


El nuevo escenario político que se abrió a partir del triunfo de Javier Milei del domingo pasado empezó a gestarse hace dos años. Discurría el 2021 y se descorría con lentitud el velo de la pandemia. Y la Argentina que emergía entre tanto dolor y sufrimiento era el retrato de un país económicamente estancado, socialmente transformado y políticamente bloqueado. Un país en crisis estructural y sistémica como consecuencia de décadas de gestiones fallidas. A partir de entonces, todos los estudios cualitativos de opinión pública reportaron en forma consistente y a lo largo de todos los meses un nivel inédito de pesimismo, desencanto e impugnación a la dirigencia, especialmente la política. Germinó en silencio la idea de que se acercaba un fin de ciclo, un concepto impreciso pero generalizado que se expandía desde los sectores más marginados hasta los intelectuales ilustrados.

En ese contexto Milei plantó su semilla, con su estilo extravagante, su mensaje provocador, sus peligrosos excesos verbales. Después de su primera experiencia como candidato legislativo en 2021 nacionalizó su figura en tiempo récord. Apenas cinco meses después de esos comicios, tenía una intención de voto en todo el país de entre 15 y 20 puntos. A otros políticos llegar a esos indicadores les había demandado años y montañas de dinero en propaganda. Se trata de un fenómeno excepcional, que se corresponde a una situación también excepcional del país. Una anomalía del sistema. No había margen para una elección ordinaria.

Si bien la vocación de cambio quedó refrendada en las urnas, las implicancias del voto requieren de un análisis discriminado. El resultado electoral indica el sentido de la voluntad popular, pero no qué hay detrás de cada boleta, cuál es la razón o la emoción que moviliza esa opción. Está más claro qué buscaron expresar quienes eligieron a Milei en las generales de octubre. Ese 30% compró el discurso de la motosierra, la casta y la dolarización. Adoptó la versión original más rupturista del libertario loco dispuesto a arrasar con todo. Conforman el núcleo duro. Es más difuso qué piensa el 26% restante que se sumó en octubre, y que antes había elegido a Patricia Bullrich o a Juan Schiaretti. Probablemente apostaba a un cambio más previsible y menos agitado, con algunos tonos de moderación en ese carrusel de emociones.

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