El gobierno como siempre llega tarde para solucionar el faltante de combustible.

Si bien el sector de biodiésel en Argentina atraviesa un escenario complejo en la actualidad, a partir de una menor disponibilidad de materia prima, caída en el volumen exportado y una elevada ociosidad, cuenta con una capacidad operativa que podría elevar el porcentaje de corte en gasoil del 7,5% actual al 20%.

Autor: Arturo Jose Navarro - 31/10/2023


El conflicto por faltantes de combustible que se vivió al inicio de la cosecha gruesa del año pasado generó algunas modificaciones en materia de biocombustibles. Para paliar los faltantes, el Gobierno estableció a mediados de 2022 que el corte obligatorio pasara de 5% a 12,5%. De este 7,5% de incremento (que se extendió hasta fin de ese año), un 2,5% extra fue para las empresas pymes enfocadas a abastecer el mercado interno y un 5% para el libre mercado, a un precio más competitivo para el consumidor.

De acuerdo a cálculos de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), Argentina cuenta con una capacidad instalada de elaboración de biodiésel de 3,5 millones de toneladas anual. Además, esta industria genera unos 6.000 puestos de trabajo, entre empleos directos e indirectos y que en este momento se encuentran en peligro, a partir del parate que vive en estos días el sector.

Si el corte en gasoil creciera al 20%, las fábricas de biodiésel están en condiciones de cumplir con este cupo, sin perder de vista los mercados externos. Es decir, se pueden volver a prender las fábricas de biodiesel con una norma del Gobierno.

Un 20% implicaría que se podrían volcar al mercado interno unos 2,2 millones de toneladas anuales, mientras que las exportaciones a Europa demandan cerca de 1 millón de toneladas anuales. Un dato a tener en cuenta es que el mercado europeo se encuentra en un momento delicado en materia de exportaciones: además del bajo volumen de despachos (2023 cerrará con una fuerte reducción con respecto al año pasado), los precios también están a la baja.

Más allá de esta potencialidad, el escenario para los fabricantes de biodiésel es diferente con respecto a 2022. El principal inconveniente es la falta de materia prima para que la industria pueda elaborar aceite y biodiésel. La sequía liquido 30 millones de toneladas y hoy quedan en el mercado disponible menos de 3 millones de toneladas de soja hasta el empalme de la próxima campaña en 2024.

En Argentina hay más de 400 plantas de molienda de soja (extrusoras y fabricas) por lo que es un mercado de competencia absoluta donde los compradores de aceites para biodiesel pueden elegir a quién comprar.

En paralelo a estas consideraciones, el biodiésel permite sumar otro aporte: la cuestión medioambiental. La industria argentina de biodiesel reduce en un 70% las emisiones de gasoil que se consume en el país, y esto este certificado por los estándares europeos.

Para salir de la crisis de gasoil actual, el Gobierno debe autorizar a prender las fábricas de biodiesel de exportación para abastecer el mercado interno, sin precio subsidiado, y con condiciones de libre competencia para beneficio del consumidor nacional.

El inicio de las lluvias genera expectativas de siembra en todo el país, es el momento de tomar decisiones inteligentes. Queda poco aceite en Argentina este año, hay que usarlo de la mejor manera posible, autorizando a la exportación a comercializar en el país. Más allá de eso, en 2024 hay que modificar las condiciones de comercialización en el país y permitir la libre competencia, sino seguiremos transitando crisis recurrentes.