La epopeya del maíz tardío

La epopeya del maíz tardíoHito clave de la Segunda Revolución de las Pampas. El maíz tardío llegó de la mano los híbridos Bt, el más trascendente evento biotecnologico en lo que va de este siglo. (Foto: Clarín)

Es la mayor revolución tecnológica del agro argentno en lo que va del siglo. Se abrió paso contra todo y convirtió en líder a la cadena, hasta las proteínas y el etanol.

Autor: Héctor Huergo en Clarin Rural - 22/10/2023


El “chico de tapa” de esta edición de Clarín Rural es el maíz tardío. Lo merece, porque es la mayor revolución tecnológica que experimentó el agro argentino en lo que va del siglo. Con todo en contra, se abrió paso y fue clave para convertir a la cadena maicera en la más importante de la economía argentina.
Pasamos de menos de 20, a más de 50 millones de toneladas. Eso solo implicó agregar 5 mil millones de dólares a la canasta exportadora. Pero a ello debemos sumarle todo el valor agregado de los productos derivados, desde las proteínas animales hasta el etanol.
El verdadero detonante para esta explosión maicera fue la llegada de un evento biotecnológico que todavía no fue medido en su verdadera dimensión. Hasta la llegada del Bt, no había forma de combatir el barrenador y otras orugas que afectaban al cultivo, en particular en las siembras tardías.

El control químico era imposible. Lo único que funcionaba (más o menos) era la aplicación de insecticida granulado cuando emergía la espiga. Para lo cual había que entrar con aplicadores de alto despeje. O con avión, enorme desperdicio de producto. Sólo funcionaba la siembra temprana.
Pero sembrar temprano significaba hacer coincidir la floración con los días más largos y la temporada más seca. Si no llovía entre Navidad y Año Nuevo, media cosecha.

La inserción del gen Bt en el genoma del maíz cambió la historia. Recordémoslo: Bt expresa la proteína que segrega el Bacillus thuringiensis, que “enferma” a las orugas. El Dipel fue uno de los primeros oruguicidas biológicos. No gustaba, porque no tenía poder de volteo y los chacareros querían ver a los bichos bien muertos al instante, como la publicidad del Raid.

La adopción fue total. Los pioneros entendieron enseguida que se abría la posibilidad de estirar la fecha de siembra, posponiendo la floración para que coincidiera con días más frescos y mayor acumulación de lluvias estivales.

Hoy, el 70% del maíz es tardío. En muchos casos, “de segunda”, sembrándose sobre trigo o cebada, con excelente potencial de rendimiento. Permite además una mejor distribución temporal de las tareas, como por ejemplo la cosecha. Antes se cosechaba en marzo. Ahora la recolección se estira hasta setiembre o más. El control biotecnológico del complejo de barrenadores permite que la planta se mantenga en pie y que las espigas permanezcan prendidas al tallo hasta que entre la cosechadora.

No fue magia. Hubo un enorme esfuerzo de toda la cadena para lograr preservar la vida útil de estos eventos. Desde un primer momento se planteó la necesidad de usar los denominados “refugios”. Costó hacer entender la cosa, y a poco andar se produjo el quiebre de la resistencia a Diathraea. Sonó la alarma, y desde la Asociación de Semilleros Argentinos se convocó a todos los actores: CREA, Aapresid, el Inta, el Inase, los semilleros. Se hizo mucha docencia. En un par de años se pasó de menos de un 20% a más de un 50% de refugio “9 a 1” (una semilla de convencional cada nueve del híbrido modificado). De esta manera se mantiene la reproducción y evolución natural de la plaga, demorando la aparición de resistencia.

La copa medio llena. Falta la otra mitad, pero todos entienden que es el camino. Cada compañía de semillas tiene su estrategia. Y hay iniciativas del sector público que apuntalan el camino. Por ejemplo, en Córdoba el gobierno (en su estrategia para promover la sustentabilidad) mejora la calificación de los productores que implementan los refugios.

Y si hablamos de Córdoba, hablamos de valor agregado, el hijo dilecto de la expansión del maíz. El etanol, también un producto del siglo XXI, permitió ahorrar miles de millones de dólares, sustituyendo importaciones de nafta. Sólo el año pasado se fermentaron 2,1 millones de toneladas, generando 800 mil metros cúbicos, cifra récord, por un valor de 500 millones de dólares. Y mejorando el ambiente.

Larga vida para el maíz tardío. Un hito clave de la Segunda Revolución de las Pampas.