Cómo salió Israel de la hiperinflación.

Shimon Peres, el premier israelí que le ganó a la hiperinflación. Foto: AP

Un proceso de cinco años que incluyó medidas y leyes especiales.

Autor: Luis Rappoport en Clarin - 25/07/2023


Reseñar en el 2023 una experiencia de la década del 80 parece anacrónico. Aunque el anacronismo no está en la experiencia israelí sino en la inflación argentina. Israel enfrentó y resolvió el problema en los 80´ y, salvo Venezuela, los países latinoamericanos terminaron con la inflación en los 90´. Solamente la Argentina volvió a la inflación a partir del 2007.

Con la adhesión de la Embajada de Israel y de unas treinta organizaciones de la sociedad civil argentina, Esteban Krol, un prestigioso economista de la Universidad Hebrea de Jerusalem, expuso la experiencia israelí en el marco de los encuentros de “Aprender Desarrollo Económico”.

Desde inicios de la década de los 70´hasta mediados de la década de los 80´ Israel tuvo altas tasas de inflación con un pico del 500% anual a principios de los 80´. La aceleración inflacionaria comenzó a principios de los 70´. Influyó el contexto: en 1973 coincidieron la Guerra de Yom Kippur con la primera crisis petrolera, seguida por la segunda crisis del petróleo en 1979 y la guerra del Líbano en 1982.

Entre 1973 y 1984 el gasto militar fue del 26% del PBI y el déficit fiscal llegó al 17.3% del PBI. Buena parte del déficit se financiaba con deuda externa, que llegó al 220% del PBI. Pero el Banco Central que dependía del gobierno financiaba con emisión una porción importante del agujero fiscal.

En 1977 un nuevo gobierno tomó medidas abruptas, que resultaron errores garrafales: indexación de los depósitos bancarios y los salarios, levantamiento de las restricciones al movimiento de capitales y flotación libre del tipo de cambio. En el contexto de enormes déficits financiados con emisión, las dos últimas medidas provocaron una fuga masiva hacia el dólar, con una depreciación de la moneda desde 6 a 15000 shekels por dólar en diez años. La indexación espiralizó los precios y se llegó a la hiperinflación del 500% en 1984, año de elecciones.

A principios del año 1985 un gobierno de unidad nacional inició un programa de estabilización: un corte inmediato del 4% del gasto público (en subsidios a productos básicos, empleos públicos y gasto social), se devaluó el tipo de cambio un 19% y se estableció un tipo de cambio fijo, se suspendieron las negociaciones salariales, se eliminó todo tipo de indexación, se pasó a un congelamiento de precios por unos pocos meses para frenar las expectativas inflacionarias y se cambió la denominación de la moneda.

Pero lo sustancial fueron los cambios institucionales: una ley de independencia de Banco Central que prohíbe que éste financie al gobierno, una ley de presupuesto que obliga a una fecha fija de su aprobación con un nivel máximo de déficit y la supervisión de una división especial del Ministerio de Finanzas.

La ley dispone que, si no se cumplen esas condiciones, el gobierno cae y se debe llamar a nuevas elecciones. Anualmente, junto con la ley de presupuesto el gobierno debe presentar una ley de reformas económicas. Entre las reformas, se eliminaron derechos de exportación y se redujeron los derechos de importación, hasta que se alcanzó un acuerdo de libre comercio con EE UU.

Desde su aprobación en 1985, estas leyes se cumplieron (con excepción de tres años en que se vivió una recesión mundial y nuevos problemas de seguridad), y el déficit fiscal pasó a estar en el orden del 1% del PBI: sustancialmente menor a la tasa de crecimiento del país que pasó a ser del 5% anual.

Por cinco años más, hasta 1990 la inflación continuó, pero con tasas del orden del 20%. Luego se pasó a niveles inferiores a los de Europa o EE UU. Hoy la deuda pública es del 60% del PBI y las reservas internacionales son del orden del 35% del PBI. Israel se convirtió en una economía de mercado, abierta y sin controles. La moneda local se fortaleció un 25% por el aumento de la productividad de la economía y por el superávit comercial permanente.

Las reformas, junto con una educación de excelencia y la mayor inversión en ciencia y tecnología per cápita del mundo, convirtió a Israel en un país desarrollado. En el 2022 tuvo un PBI per cápita de 44.000 U$S, próximo al promedio de los países de la OCDE. Al ritmo actual de crecimiento, Israel va a alcanzar en pocos años la calidad de vida de los países del norte de Europa.

No se puede copiar la experiencia israelí, pero esa experiencia sirve como inspiración y como enseñanza: Argentina puede terminar con la inflación, crecer y terminar con la pobreza.

Miembro del Club Político Argentino y de ConstiTuya