“Así no va”, el mensaje que da la soja para salir del estancamiento
En el caso del mercado internacional de la harina de este grano, la Argentina resignó en 15 años unos 20 puntos porcentuales de participación
Autor: Cristian Mira LA NACION - 17/06/2023
La soja viene avisando desde hace tiempo que “así no va”, que las cosas se están haciendo mal. Quienes toman las decisiones políticas y económicas creen que la oleaginosa da para todo: cerrar el rojo de reservas del Banco Central, financiar el gasto del Estado o ayudar a otros sectores de la economía. Pero el diminuto poroto que se originó en Asia, está demostrando en la Argentina que su capacidad resistencia no es infinita. Y esto no es porque la actual campaña sea un desastre productivo por la sequía. Apenas se cosecharían 20 millones de toneladas, contra poco más de los 43 millones del ciclo pasado.
Hay otras señales claras del estancamiento de lo que hasta ahora sigue siendo el principal generador de divisas por exportaciones del país. Salvo en la cadena agroindustrial, para el resto, y en particular para el establishment económico y político, la soja es como un maná para el país. Esa visión, además, tiene el agravante que se la toma como un “recurso natural”, como si no existiera el conocimiento científico de la agronomía y la biología o la metalmecánica de la maquinaria agrícola, por ejemplo. Y ni hablar de la revolución tecnológica de la información.
El llamado de atención sobre el estancamiento de la oleaginosa se escuchó en un Zoom organizado esta semana por la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja). Francisco García Mansilla, gerente de Originación de Viterra, trazó un escenario inquietante. “Nos estamos quedando afuera, Brasil suma todos los años 10 millones de toneladas. Y no solo retrocedemos en lo productivo, también en el contenido proteína y en la logística. Estamos perdiendo competitividad”, dijo, en referencia a los principales países productores.
En el caso del mercado internacional de harina de soja, explicó, la Argentina perdió en 15 años unos 20 puntos porcentuales de participación. “De 55/58 por ciento de market share bajamos a 35/40 por ciento”, añadió. En molienda, además, Brasil y Estados Unidos alcanzaron un volumen similar a la Argentina, explicó. “A igual capacidad de molienda, los márgenes tienden a ser mejores allí; son competitivos en aceite y harina de soja”, sostuvo. Por esa razón, la capacidad de competencia [de la industria local] es muy estrecha.
Respecto del componente de proteína, destacó que es el elemento esencial que buscan los compradores que necesitan soja para su transformación en carnes. “Hoy la Argentina es más cara que Brasil y Estados Unidos”, dijo. En cuanto a la logística, puntualizó que hay un atraso en rutas, accesos ferroviarios y puertos. “Entre el 85 y el 90% de la exportación es por puertos fluviales. En Rosario los buques salen con entre 45.000 y 52.000 toneladas contra las 70.000 toneladas que se cargan en los puertos brasileños”, recordó.
Desafíos
García Mansilla señaló que hay nuevos desafíos, como los ambientales. Citó la decisión de la Unión Europea de comprar soja libre de deforestación a partir de 2025. No obstante, consideró que la Argentina tiene una oportunidad de lograr posicionarse en trazabilidad y sostenibilidad con un producto diferenciado. “Con el sistema de siembra directa podemos demostrar que la huella de carbono es más baja en la Argentina que en otros países”, señaló, aunque destacó la necesidad de trabajar con un enfoque de cadena en todos los eslabones del proceso productivo para lograr ese reconocimiento.
En el Zoom, se destacaron también limitantes de los planos económico y tributario. Sobre la soja, como se sabe, pesan desde hace más de 20 años derechos de exportación más elevados que en el resto de los cultivos. “Es un diferencial de 20 puntos”, recordó Luciano Durand, secretario de Acsoja.
En materia de precios, pese al desarrollo de mercados de futuros, la intervención del Gobierno, como los recientes programas de dólar soja está provocando distorsiones. “Somos campeones del mundo en intervenir todos los precios de la economía, desde los de las commodities hasta los de los supermercados; hay que dar una batalla cultural para que el Estado deje que la formación de precios sea libre”, señaló Diego Fernández, gerente general del Matba-Rofex.
Respecto del corto plazo, Eugenio Irazuegui, de Zeni, recomendó estar atentos al mercado climático de los EE.UU., a la política de suba de tasas de los países centrales y a las definiciones políticas y económicas de la Argentina.
Más allá de lo que ocurra con los precios, el llamado de atención sobre el estancamiento de la soja en la Argentina debería ser tenido en cuenta.