La planta de urea china, ¿Se avecina?

Urea.

Tiene implicancias políticas y económicas en un rubro estratégico para la producción agropecuaria. El consumo del producto se triplicó en los útlimos 20 años.

Autor: Héctor Huergo Editor de Clarín Rural - 10/06/2023


La noticia acerca de una gran inversión de una empresa estatal china en una planta de fertilizantes y otra de glifosato en Tierra del Fuego merece un análisis minucioso. No es un tema menor, por sus implicancias políticas y económicas, en un rubro estratégico para la producción agropecuaria a nivel global. Tampoco es algo nuevo. Esto viene de lejos.

Según informó Natasha Niebieskikwiat en Clarín, el 31 de mayo el gobernador de la provincia apuró a la Legislatura local para darle vía libre al memorándum de entendimiento celebrado a fines del año pasado en la República Popular China. En el documento se establece que la empresa Shaanxi Chemical Group invertirá US$ 1.250 millones en la provincia para la construcción de una planta industrial con una capacidad anual de 600.000 toneladas de amoníaco sintético, 900.000 toneladas de urea y 100.000 toneladas de glifosato.

En primer lugar, cualquier noticia que implique inversión es bienvenida. Y más aún si se trata de poner en valor recursos naturales como es, en este caso, el gas natural, que abunda en Tierra del Fuego. Así que, conceptualmente, el atractivo es grande. También en lo que hace a la sustitución de importaciones.

Conviene recordar que en los últimos 20 años se triplicó el consumo de urea en la Argentina. Quedó chica la planta que levantó Profértil (propiedad en partes iguales entre YPF y la canadiense Nutrien) en el polo petroquímico de Bahía Blanca, y comenzó a operar en 2001. Se inició con una capacidad de 600.000 toneladas, lo que la convertía por entonces en la mayor fábrica de urea del mundo. Con sucesivas expansiones, la planta genera hoy 1.320.000 toneladas anuales de urea y 790.000 toneladas anuales de amoníaco.

Pero las importaciones superan el millón de toneladas anuales. Y en el mundo la producción no fluye armónicamente en un rubro muy demandado: el nitrógeno explica la mitad de los alimentos que consume hoy la Humanidad. Rusia ha sido uno de los grandes proveedores mundiales y desde la invasión de Putín se complicó el abastecimiento.

Así que desde el punto de vista de la oportunidad hay poco que objetar. Bienvenida la competencia. La cuestión es cuando el diablo mete la cola y las reglas de juego dejan de ser parejas. Son temas delicados, sobre todo cuando intervienen los gobiernos y en particular, los estados. La empresa empresa Shaanxi Chemical Group es propiedad de la provincia homónima. China, en su propio territorio, está sometida a dos presiones: la escasez de energía, y la cuestión ambiental.

El amoníaco, precursor de la urea, se obtiene básicamente del “reforming” (quema) del gas natural. Allí se generan dos cosas: el hidrógeno que se hace reaccionar con el nitrógeno del aire para obtener amoníaco, y la enorme inyección de energía que requiere el proceso. Tierra del Fuego puede proveer todo el gas necesario. Lo que no se sabe es a qué precio. Y en cuanto a la cuestión ambiental, habrá que ver cuáles son los requisitos planteados.

Profértil tuvo que adecuarse. Para ello hizo una inversión importante en los últimos años, a medida que expandía su capacidad productiva. Y logró pasos muy interesantes. Por ejemplo, utiliza la energía renovable de un parque solar adyacente. Y está capturando el CO2 que genera la planta petroquímica vecina Mega. Ese CO2 se utiliza para convertir el amoníaco en urea. Ya lo contamos hace un par de semanas: de esta manera la producción de granos, destino final de la urea bahiense, termina “depurando” elegantemente parte de las heces de la industria petroquímica.

Mientras esto sucede, llega la noticia de que la startup de nanotecnología Nium, con sede en el Reino Unido, ha recaudado una ronda inicial de $ 3 millones de dólares para desarrollar su sistema "Green Ammonia on Demand" que permite la síntesis in situ de amoníaco para reducir tanto los costos como las emisiones. Cosas a atender cuando se desempolvan añosos proyectos como el que ahora vuelva a ponerse sobre el tapete.