Tres candidatos imperfectos en el Gran Hermano kirchnerista.
Wado tiene dos semanas para revertir su nivel de desconocimiento; a Kicillof le prometieron quedarse en la provincia, tras una crisis con Máximo Kirchner; el dilema de Massa para Cristina
Autor: Jorge Liotti LA NACION - 28/05/2023
Ya lloviznaba cuando Cristina Kirchner ingresó a la carpa montada como un espacio vip, al lado del gigantesco escenario que daba la espalda a la Casa Rosada. Allí estaban Eduardo Wado de Pedro y Sergio Massa. Los dos estuvieron conversando con la vicepresidenta varios minutos. Al terminar el discurso, se volvieron a juntar, también con la presencia de Axel Kicillof y Máximo Kirchner. En esos dos encuentros parecieron cristalizarse algunas definiciones políticas, al menos señales más claras que las que provocó el mensaje vacío de Cristina. Apenas indicios para interpretar la telaraña en la que está atrapado el kirchnerismo desde que su líder dijo que no competiría en las elecciones, y desde que ese vacío solo fue reemplazado por una disputa entre candidatos imperfectos, que no logran terminar de imponerse por sus carencias.
El primer indicio es que Wado es quien hoy tiene el callejón liberado para proyectarse como candidato a presidente. Su equipo debió apurar la salida del spot de lanzamiento y los afiches para la misma noche del jueves, pese a que lo tenían previsto para el fin de semana. Desde la misma carpa vip Cristina ordenó adelantar el operativo; quería que se interpretara como una consecuencia natural del acto. Hay una sintonía entre el mensaje que la vicepresidenta viene articulando y lo que el ministro del Interior representa. No solo por su referencia a los “hijos de la generación diezmada” sino también por su búsqueda de mayor pureza ideológica, reflejado en sus referencias al FMI, a la Justicia y a los medios. “Cristina está verbalizando que prefiere un candidato propio y no un aliado como fueron (Daniel) Scioli o Alberto Fernández”, asegura un asesor cercano.
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