Dos décadas de economía kirchnerista en las que se duplicó un Estado que es cada vez más difícil financiar.

Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y Alberto Fernández, el 5 de noviembre de 2005 Presidencia

De los “superávits gemelos” y dólares suficientes como para cancelar la deuda con el FMI a un gasto público consolidado desbordado que ronda el 47,5% del PBI, con una inflación del 120% anual y reservas netas negativas en el Banco Central; el atraso cambiario y los subsidios energéticos son también una marca registrada de la gestión

Autor: Diego Cabot LA NACION - 24/05/2023


Hace 20 años, Néstor Kirchner, de mocasines, traje cruzado y una impostada pose de “tipo común”, estampó su frente en un lente de una cámara de fotos cuando saludaba en la explanada de la Casa Rosada, el lugar que habitaría como presidente de la Nación los próximos cuatro años y medio, y desde donde el kirchnerismo reinaría en 16 de los últimos 20 años.

Fue el inicio de una nueva época económica, qué marcó al país tanto a fuerza de garrote como de caricias cercanas y que, por estos días, se debate con una inflación de 120% anual, con cepos que asfixian, con decenas de cotizaciones del dólar y con 40 de cada 100 argentinos pobres. Es difícil hacer un balance sin que se pueda poner en el último renglón el resultado final, pero sucede que este proceso transita por estos días por el momento económico más extremo de sus varias gestiones. No hay manera de repasar esta época sin empezar por este final, donde los números azules de inicio de ciclo parecen una pintura descascarada y lejana frente a estos indicadores, negativos por donde se los mire, con los que el kirchnerismo se apresta a coronar su vigésimo aniversario.

Repasar un ciclo económico tan intenso requiere ir y venir por el cajón de las fichas y, de pronto, rescatar una, la más importante, la que determinó el tablero de juego. Ese tema preponderante que se sobrepone a todos es el desmesurado crecimiento del Estado, que, a 20 años de haber iniciado la expansión, se ha tornado casi imposible de financiar. La emisión monetaria, la deuda, la devaluación del peso, la asfixiante presión fiscal y, por supuesto, la inflación, están inspiradas en aquel fenómeno tan característico de estas dos décadas. En el fondo, todos son diferentes respuestas a una misma pregunta: ¿Cómo hacer para financiar el Estado?

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