Qué dicen en Paraguay de la construcción de la megaruta que unirá dos océanos a través de su “infierno verde” y pasará por la Argentina.
El corredor bioceánico es un proyecto de infraestructura que busca generar un nexo entre la costa del Pacífico en Chile con la del Atlántico, en Brasil; hay voces que advierten por la pérdida de biodiversidad y los daños ambientales de la obra
Autor: *Por Jane Chambers - 17/04/2023
“Es un nuevo Canal de Panamá”: así es como Egon Neufeld describe el corredor bioceánico, un gigantesco proyecto de infraestructura que intentará unir la costa del Océano Pacífico en Chile con la costa atlántica en Brasil.
Neufeld, un rico dueño de vastas tierras en Paraguay, dice que la ruta -que tendrá una distancia de unos 2200 kilómetros y atravesará Argentina, Brasil, Chile y Paraguay- facilitará la vida de los ganaderos y los campesinos de la región para transportar el ganado y los productos de exportación a los puertos que están en el Atlántico y el Pacífico.
Los gobiernos de cada uno de los países involucrados en el proyecto han expresado su apoyo, pero ha sido el presidente paraguayo Mario Abdo quien ha sido uno de sus principales impulsores.
“Paraguay es el cuarto exportador de soja en el mundo. Para que la soja llegue al océano Pacífico tiene que pasar por el Canal de Panamá. Una vez que la nueva ruta esté lista, se va a presentar un ahorro para todo el sector productivo de alrededor del 25% en costos de logística”, dijo con entusiasmo el mandatario a la BBC.
Cerca de 525 kilómetros de esta nueva ruta pasan por la región conocida como el Gran Chaco, una de las principales reservas medioambientales del país, poblado de matorrales y humedales.
Es el hogar de jaguares, pumas, osos hormigueros y miles de especies de plantas, uno de los lugares de mayor biodiversidad del planeta.
Este lugar no siempre ha sido amable para quienes han querido establecerse en estas tierras.
Cuando los menonitas, una comunidad cristiana protestante, aterrizaron en este lugar a principio del siglo XX, lo llamaron “el infierno verde”.
El abuelo de Neufeld fue uno de los menonitas que se estableció en el Chaco en 1930, tras escapar de la persecución en Ucrania.
Cerca de 100 años después, su nieto continúa luchando contra el ambiente hostil.
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