La jugada de Larreta puede ingresar en un campo minado.
Debe gestionar un acuerdo entre la Justicia Federal y la porteña, susceptible de ser impugnado; el hendija para que Wado de Pedro se cuele en la discusión
Autor: Carlos Pagni LA NACION - 13/04/2023
Horacio Rodríguez Larreta convocó a las elecciones primarias porteñas adoptando el sistema de boleta única. La consecuencia inmediata es que los candidatos locales ya no irán atados a los nacionales. Como Larreta fijó, además, la misma fecha de los comicios nacionales, el 13 de agosto, el procedimiento obliga a disponer de dos urnas. Este método se denomina “elecciones concurrentes”. El alcalde sostiene que con esta opción está obedeciendo el Código Electoral de la ciudad, que establece la boleta única.
Los radicales porteños, que postulan para la Jefatura a Martín Lousteau, aplaudieron la decisión de Larreta. Ellos todavía enfrentan el inconveniente de carecer de un candidato a presidente competitivo. Les conviene, por lo tanto, una elección local que se recorte de la nacional y enfrente sólo a los candidatos porteños.
Cuando el jefe de Gobierno dice que la ley establece la boleta única dice la verdad. Pero no toda la verdad. Porque la ley también lo habilita, en su artículo 60, a adherir al régimen nacional, lo que supondría no utilizar la boleta única y recurrir a la clásica lista sábana. Son las que se llaman “elecciones simultáneas”. Muchos dirigentes del Pro, entre los que están Mauricio Macri, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, prefieren este camino. Si se adoptara, también cumplirían con la ley. Ellos están convencidos de que así se fortalecería a su candidato a jefe de Gobierno, que podría atar su destino al de Larreta, Bullrich o Vidal. El arrastre de las candidaturas presidenciales beneficiaría, entonces, a Jorge Macri, Fernán Quirós o Soledad Acuña, que son los tres postulantes en carrera, al menos por ahora.
Larreta insiste en su posición, alegando que la boleta única es una bandera que Juntos por el Cambio viene levantando para todas las elecciones del país. Sus críticos le reprochan modificar las reglas de juego en medio de la carrera por su sucesión. Aquí es donde se abre una hendija que permite interpretaciones diversas y movimientos contradictorios. Son, como suele suceder, ambigüedades que pueden habilitar impugnaciones en los tribunales. Para prever esta posibilidad no hay que suponer que se está produciendo una violación flagrante de las normas. Lo que podría empantanar el trámite en una engorrosa esgrima tribunalicia es el nivel de conflicto interno que desató en Juntos por el Cambio la controversia por el procedimiento para elegir candidatos.
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