Brasil utiliza sólo la mitad de su tierra fértil disponible.

El PBI agrícola brasileño aumentó un 3.3% anual en los últimos 40 años, se ha duplicado en las dos décadas posteriores a 2000.

Aún así es el mayor exportador de agroalimentos del mundo. Esta campaña superaría los 300 millones de toneladas de producción, un récord absoluto.

Autor: Jorge Castro en Clarin Rural - 25/03/2023


El Producto Bruto Interno (PBI) agrícola brasileño aumentó un 3.3% anual, en promedio, en los últimos 40 años, lo que significa que se ha duplicado en las dos décadas posteriores a 2000.

Brasil importaba alimentos en 1980 y hoy es el principal exportador mundial de productos agroalimentarios, y lo hace centrado en el conocimiento y la innovación, obra en gran parte de Embrapa, la gran empresa brasileña de investigación y extensión agrícola.

También es el mayor exportador mundial de soja, carnes procesadas, naranjas, y azúcar, y es el quinto productor global de granos. Sus exportaciones agroalimentarias responden por el 44.1% del total de las ventas externas, el doble que la producción industrial.

La producción de granos de Brasil es verdaderamente excepcional, pasó de 241.3 millones de toneladas en el ciclo 2018/2019 a 271.2 millones de toneladas en 2021/2022, en tanto que la cosecha prevista para el periodo 2023/2024 superaría los 300 millones de toneladas, record absoluto.

El PBI agrícola brasileño representa solo el 17% del producto total pero sus exportaciones equivalen a una cifra superior a U$S 150.000 millones en 2022, a lo que hay que agregar que el agribusiness responde por más de 80% del superávit comercial, que ascendió a U$S 80.000 millones el año pasado, y que es la causa fundamental de que el total de reservas del Banco Central ascendieran a U$S 368.000 millones.

La excepcional producción de granos de 2023, que seria 15% mayor que la del año anterior, se debe sobre todo a la extraordinaria producción de soja en el centro oeste y norte de Brasil, con un valor bruto de producción de R$ 1.257 billones este año.

China es el principal mercado para las exportaciones agroalimentarias brasileñas (recibe más de 80% del total) y la demanda de la República Popular se encuentra en pleno ascenso, previéndose un alza de 15% a 20% por año en el próximo lustro.

Esta es la razón por la cual la República Popular se ha convertido en la principal socia comercial de Brasil a partir de 2009 y el vínculo bilateral entre los dos países ha devenido el mayor del mundo emergente.

El agronegocio brasileño es un autentico éxito histórico, y su raíz es de orden tecnológico, fundada en el auge sistemático de la productividad.

Así, por ejemplo, el total de la producción brasileña ascendía a U$S 21.000 millones en 2000, y trepó a U$S 122.000 millones en 2022. Significa que experimentó en ese periodo un incremento de más de 260%, con rendimientos que superaban el 3% anual acumulado; y lo notable que para este logro excepcional sólo aumento su superficie sembrada de 37 millones de hectáreas en 1999 a 72 millones de hectáreas en 2021.

Esto implica que Brasil solo utiliza 52% de su superficie agrícola potencial, mientras que en Europa es más de 72%, y en EE.UU supera 80% del total o más. Equivale a afirmar que Brasil dispone de sólo la mitad de la superficie sembrada potencial, y tiene disponible y sin utilizar la inmensa superficie del Cerrado, que cubre más de 150 millones de hectáreas.

La conclusión de estos hechos es inequívoca, y es que, en relación a la emisión de dióxido de carbono (CO2), la causa fundamental del cambio climático, la participación de la producción brasileña es significativamente menor que la responsabilidad que tiene el agro estadounidense o europeo.

El Departamento de Agricultura de EE.UU (USDA), señala que entre 1961 y 2019, la productividad agrícola brasileña creció un 3.75% anual, lo que la coloca inmediatamente por debajo de la de China, que se elevó en este mismo periodo 4.41% en el año, y que fue la primera el mundo.

Por último, hay que advertir que el éxito de Embrapa con el excepcional incremento de la productividad agrícola brasileña, se debe a que logró transformar a los pobres suelos del Cerrado, de escasa o nula fertilidad, en tierras extremadamente aptas para la labranza a través de la utilización sistemática de una mezcla de fósforo y cal, de muy bajo costo en el mercado.

Esto es lo que hace que Brasil se haya convertido en el primer exportador mundial de agroalimentos, por encima de EE.UU, en un proceso que sólo abarca los últimos 40 años de su historia, y cuyo signo es fundamentalmente cualitativo, fundado en el conocimiento.