La multifuncionalidad de los bosques los hace imprescindibles para la vida en el planeta.
En Argentina, la deforestación sigue avanzando en zonas prohibidas por ley. La norma no fue financiada en 15 años por ninguno de los gobiernos de turno.
Autor: Fernando Vilella en Clarin Rural - 20/03/2023
Desde 2012, el 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques por decisión de Naciones Unidas y su principal objetivo es crear conciencia de la importancia de cuidar y preservar todas las áreas forestales del planeta y con ello la supervivencia de todas las especies. Este año el lema es Bosques y salud, enfocado en una de sus funciones principales.
Un bosque es un ecosistema donde predominan los árboles y arbustos aunque hay una amplia gama de organismos de todo tipo. Ese sistema incluye tanto las partes vivas como todas las deposiciones orgánicas, ampliamente colonizadas por microorganismos fundamentales en el ciclo de los nutrientes. Los bosques maduros son prácticamente neutros en el balance de carbono, capturan y emiten cantidades semejantes, aunque son un muy importante reservorio de carbono que cuando se deforesta es liberado en cantidades considerables que resultan en el 12 y el 18 por ciento de todas las emisiones de carbono del mundo, acelerando el calentamiento global.
El 80% de la biodiversidad del planeta está en los bosques ya que contiene la mayor cantidad de biomasa por unidad de superficie comparado a otros biomas.
Los árboles existen hace 370 millones de años, son plantas leñosas perennes con un tallo que crece a alturas considerables. Cumplen múltiples funciones ecosistémicas ya que proveen alimentos, energía, sombra, reparo, belleza en calles, parques y jardines, papeles y cartones y materiales para muebles y un rol creciente e ineludibles en la construcción. Por su enorme capacidad de acumular dióxido de carbono (CO2) juegan un papel relevante en cualquier estrategia de captura de carbono en el marco de la imprescindible descarbonización de la actividad humana. ejercen un papel fundamental en la erradicación de la pobreza y contribuyen al logro de muchas metas contempladas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El lema para 2023 del Día Internacional es Bosques y salud, ya que a través de unos bosques sanos conseguiremos tener poblaciones sanas. Promueve el enfoque Una Salud, una visión holística sobre la interfaz entre el ser humano, los animales y el ambiente.
Algunos datos muestran la importancia de los bosques en estos temas. Por caso, un estudio realizado en 27 países de África reveló que es un 25 % mayor la diversidad alimentaria de los niños expuestos a los bosques que en aquellos que no lo estaban. El número total de especies vegetales que se utilizan con fines medicinales son unas 50.000. Varios estudios han demostrado que visitar bosques reduce la tensión arterial, el ritmo cardíaco y el nivel de cortisol. Más del 75% de los hogares rurales (así como el 20% de los hogares urbanos) dependen principalmente de combustibles forestales para cocinar. Por su parte, una encuesta realizada en 28 países europeos reveló que en 2015 casi el 92% había consumido productos forestales silvestres (productos de caza, hongos, plantas comestibles); el 82% compran en una tienda, mientras que el 25% los había obtenido por recolección directa.
Pensando en la mitigación del estrés en las ciudades, los bosques urbanos y periurbanos ofrecen espacios verdes para el ejercicio y la recreación y ayudan a recuperarse. Amortiguan el ruido, reducen el efecto de la isla térmica urbana que puede ser letal durante las olas de calor, y absorben la contaminación del tráfico y de las industrias, ayudando así a protegerse de enfermedades respiratorias.
La exposición a la naturaleza parece reducir las desigualdades en cuanto al estado de salud relacionadas con los ingresos; se ha visto que concede mayores beneficios a los grupos de menor nivel socioeconómico, tal vez porque puede mitigar los factores que explican las tasas de enfermedad por lo general más altas en esos grupos. Asimismo, la sombra que dan los bosques y árboles urbanos en algunos lugares puede reducir el efecto de la isla térmica urbana de 4 a 5 °C.
Deforestación
Cada año el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques, una extensión similar a Islandia. Desde la aparición de la civilización humana han desaparecido más del 40% de los árboles, aunque esa pérdida es desigual y en muchos ambientes hay muchos árboles donde nunca los hubo, por ejemplo, en toda la pampa húmeda.
La deforestación comenzó hace unos ocho mil años y fue de pequeña escala, pero a medida que la agricultura permitió aumentar la cantidad de humanos el proceso se fue acelerando. La práctica común era talar y quemar toda la materia orgánica. Algunos datos del censo que hizo Guillermo el Conquistador en 1089 muestran que en Inglaterra ya se había deforestado el 85% de los campos, el resto quedó solo para caza de los reyes y nobleza. En la Europa continental se replica y acelera con la construcción de veleros, que después de 1500 crece por las colonizaciones y el comercio a largas distancias. Cada uno de los barcos de guerra de Nelson para la Batalla de Trafalgar requirió 6.000 robles maduros. Francia plantó bosques de robles para abastecer a la marina francesa, cuando maduraron a mediados del siglo XIX, ya no eran necesarios por cambiar las velas por motor a vapor.
Cuando no quedaban árboles en Europa, generando una crisis nutricional y energética, se pasa a deforestar intensamente en las regiones costeras de América, sean colonias españolas o inglesas. En el siglo XVI se revierte parcialmente gracias a la quema de carbón y el cultivo de papas y maíz americanos. El uso masivo de carbón vegetal a escala industrial en la Europa moderna temprana fue un nuevo tipo de consumo de los bosques.
La tala a gran escala de bosques para crear tierras agrícolas que tempranamente ocurrió en Europa se traslada luego a América en el siglo XIX y a muchas naciones en desarrollo en el XX y XXI.
En Argentina, los bosques nativos hoy representan el 19,1% de la superficie continental, es el 6,5% de la sudamericana y el 1,4% de la mundial. El más importante es el Parque Chaqueño con el 60%, luego el Espinal con el 14%, la selva de las Yungas en el NOA es el 8% al igual que el Espinal, completan el 3% de la selva misionera y el 1% el Delta e Islas del Paraná. Argentina es un país con bajo porcentaje de su superficie con bosques, solo el 10 %, consecuencia de que dos tercios de su territorio es árido o semiárido. Ocupa el puesto 22 en superficie y es el noveno en biodiversidad. El país también cuenta con 1,3 millones de hectáreas de bosques implantados, el 79% en las provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos.
En 2007 se sancionó la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos. Las tasas de deforestación rondaban el 0,94% anual (aproximadamente 700.000 hectáreas por año), lamentablemente en 15 años nunca fue financiada por ninguno de los gobiernos y a pesar de la implementación del Sistema de Alerta Temprana de Deforestación, es preocupante que el 54% de la deforestación en 2021 haya ocurrido en zonas prohibidas por la ley (amarillas y rojas), repitiendo tasas de años anteriores. Esto evidencia la falta de control y fiscalización en terreno, y las sanciones insuficientes por parte de las autoridades competentes que se reflejan en la ausencia de un registro nacional de infractores actualizado.
Los bosques son imprescindibles para la vida en el planeta tal como hoy la conocemos, su multifuncionalidad es clave, tomar conciencia y actuar en consecuencia es parte de las tareas pendientes.