Cómo eliminar los impuestos por exportar
Una propuesta responsable por parte de los legisladores (que han mostrado una gran preocupación en estos últimos días por el tema de las retenciones a la exportación con diferentes proyectos) sería empezar a eliminar los impuestos por exportar en todos los cultivos con rentabilidad negativa
Autor: ARTURO NAVARRO - 12/07/2005
Esta propuesta no significa aceptar la permanencia y el manejo discrecional de la rentabilidad del sector a través de este impuesto distorsivo para la economía y las definiciones geopolíticas del país. Mi intención es hacer conocer ideas que ayuden a encontrar la mejor solución para todos -los productores y el estado- y para atender la actual situación que están viviendo muchas zonas del país: es sabido que los pueblos del interior son los principales perjudicados por este impuesto a la exportación.
Pretender realizar rebajas en las retenciones a todos los cultivos o imaginar una propuesta que funcione con un sistema de gatillos según determinadas variables económicas, potenciará las incertidumbres existentes en los mercados de granos a futuro, porque no hay certeza de cuándo se producirán dichas modificaciones. Quienes nos posicionamos en dichos mercados a futuro en el momento de la siembra –gestión que no se puede prescindir si se quiere tener certeza del resultado final en este negocio como lo están realizando los empresarios exitosos- van a provocar que cualquier cambio que se produzca en las retenciones defina ganadores o perdedores de esos pases por desiciones arbitrarias y sorpresivas, lo cual no es bueno para la transparencia de los mercados y los legítimos derechos de los productores.
Los impuestos por exportar -en una primera etapa- deben eliminarse en todos los cultivos cuyas proyecciones del margen neto determinen que están trabajando a pérdida. Luego hay que intentar modificarlas, en lo posible, al inicio del ciclo de la siembra para que los productores que invirtieron en la misma lo puedan aprovechar, promoviendo al mismo tiempo el aumento de la superficie sembrada y la mejor rotación de los cultivos.
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Pero para poder saber y cuantificar de qué estoy hablando en esta propuesta, me he tomado el trabajo de determinar el costo fiscal bruto que recaería en el Estado a causa de la eliminación de los impuestos por exportación en los productos más críticos en su rentabilidad.
La recaudación total por retenciones para el ciclo agrícola 2005-2006 seria de 2400 millones de dólares. Eliminar las retenciones al trigo y al maíz representa:
Trigo: 10.5 MT x 133.7 x 0,2 = 280.8 m U$S
Maíz: 13 MT x 80 x 0,2 = 208 m U$S
Son 280.8 + 208 = 488.8 millones que representan un 20% aproximadamente del total de la recaudación de la exportaciones anuales.
La quita del impuesto por exportar le permite al sector aumentar el ingreso (427.2 M U$S para trigo y 312 M U$S para maíz; un total de 739.2 millones), ya que sus ingresos mejorarían por la venta en el mercado interno.
Pero para que una decisión de este tipo llegue a todas las producciones con problemas -especialmente las más alejadas de los puertos por el costo de los fletes- la eliminación de los impuestos por exportar debe incluir a todas las producciones de las economías regionales, exceptuando los cuatro cultivos principales (trigo, maíz, soja y girasol). Esta decisión representara para el fisco un costo bruto aproximado de 110 millones de dólares.
Por lo tanto el sacrifico fiscal bruto de eliminar las retenciones en estos cultivos (trigo 280.8 M + maíz 208 M + Economías Regionales 110 M) representaría solamente un total de 598.8 millones de dólares. Esta cifra bruta sobre la recaudación se verá compensada inmediatamente por el mayor uso de tecnología, mayor producción, mayor exportación y una mayor actividad en todo el interior del país. Si el Complejo Agroindustrial tiene rentabilidad y previsivilidad para invertir podrá dar mucho más trabajo genuino, que es el mejor plan social que necesita el país para reducir el desempleo y la marginalidad.
Así lo han entendido varios legisladores con sus proyectos y algunos candidatos para estas elecciones –esperemos que no sean posiciones electoralistas solamente- porque saben que ya pasó la emergencia y hay que terminar con estas confiscaciones del Estado al sector agropecuario y al interior del país. Quienes hacemos estas propuestas sabemos que la relación del dólar con el peso esta al mismo valor que en diciembre de 2001. .
El objetivo final -si queremos realmente duplicar nuestras exportaciones en una primera etapa para sostener el crecimiento del país- es eliminar todos los impuestos a la exportación. No hay explicación racional para sostener de manera permanente un sistema impositivo que grave la eficiencia y la exportación. Eliminarlo evitará la concentración de la economía en pocos actores (algo que margina las regiones más alejadas de los puertos y menos pobladas del país).
De cualquier manera, una propuesta alternativa para la eliminación de este impuesto distorsivo (que, como dicen los funcionarios, es un mal impuesto a las ganancias) podría plantear, justamente, que las primeras ventas que se realicen sean gravadas por una retención a las ganancias (como el sistema del impuesto al IVA en todas las operaciones), ya sea para el mercado interno y externo. Esa retención cancelaría todos los impuestos y cargas sociales del ciclo agrícola, y a los productores que trabajaron a pérdida les restituirá en forma automática sus saldos positivos.
La otra solución para cubrir las necesidades del Estado es achicar el gasto público y reducir la evasión de todos los sectores del país. Para esto el Estado deberá asumir una acción más enérgica con todos los sectores y no caer en sistemas de recaudación con impuestos distorsivos. Hay que terminar con todos los sistemas de elusión por ley e igualar la carga impositiva de todos los sectores. Es discriminatorio que el sector agropecuario tenga una carga impositiva del 55% y que los otros sectores no agropecuarios la carga sea del 35% (o menos, si se tienen en cuenta los incentivos impositivos que les ofrecen y que son pagados por los recursos del impuesto por exportar).
Algún día nuestra dirigencia tendrá que pensar en el mediano y largo plazo, en un gran proyecto nacional de desarrollo y crecimiento del país. Hoy están dadas las condiciones para ponerse a trabajar en ese gran proyecto nacional dejando de lado lo sectorial y lo partidario. Lo que pretende el sector agropecuario y agroindustrial es estar incluido junto a los otros sectores en la discusión y la propuesta de ese nuevo proyecto nacional. Con políticas de estado se puede salir de esta permanente coyuntura, restableciendo al mismo tiempo el funcionamiento pleno de todas las instituciones para trabajar y vivir todos los argentinos en un sistema republicano de gobierno.