Una propuesta para el pago de las regalías de semillas
Me preocupa sobremanera la capacidad que tiene nuestra dirigencia de fabricar problemas internos y pretender que después los arregle el Gobierno o los tribunales internacionales. Sin ir más lejos, el tema de las regalías por las semillas parece estar recorriendo el mismo camino que el conflicto por las papeleras.
Autor: ARTURO NAVARRO - 06/03/2006
En la última década del siglo XX se produjeron importantes aumentos en la producción agrícola como resultado de nuevas investigaciones y de la innovación en tecnología. Los dirigentes y productores que no advirtieron este nuevo escenario se quedaron afuera de esta nueva realidad.
Muchos otros productores, sin importar su tamaño, su zona de producción y el cultivo en cuestión, fueron adoptando las nuevas tecnologías a sus sistemas productivos y las complementaron con los nuevos mecanismos de asociación, subiéndose al tren del desarrollo.
El escenario es el siguiente: la demanda de tecnología se va a potenciar en el siglo XXI, no porque así lo quieran investigadores y obtentores, sino porque los productores van a exigir nuevos eventos mejoradores para poder seguir siendo competitivos. En el futuro un nuevo paquete tecnológico va a ser imprescindible para aumentar la producción en volumen y calidad. Se trata, sin duda, de la única tecnología que asegurará mayores ingresos a los productores sin discriminar por tamaño. Puedo afirmar que no conozco ningún pequeño productor que se haya fundido por pagar regalías pero sí conozco a muchos que salieron del sistema por estar mal asesorados.
Sin embargo, la dirigencia gremial y política -que debería ser la primera en pensar este nuevo escenario productivo- no tuvo la capacidad de encontrar una solución para terminar con la bolsa blanca y lograr que se paguen las regalías de las semillas que se siembran.
Pero analicemos el tema en un enfoque correcto: este es un tema que no se discute a nivel del productor. De hecho, es un tema menor para el gran número de productores que maneja productividad, ya que saben que al pagar regalías no están haciendo un gasto sino una inversión. Los verdaderos problemas de los productores son otros: la alta presión impositiva, los mayores costos por la falta de un infraestructura adecuada, la ineficiencia del Estado en el cumplimiento de sus funciones indelegables y la consiguiente falta de previsibilidad para la inversión.
El primer requisito para lograr un acuerdo sobre el cobro de regalías de las semillas autogamas -trigo y soja-, es que el cobro no sea retroactivo, como supuestamente pretende Monsanto. El arreglo es por el pago de todas las semillas que se usan en la próxima campaña, que tienen que estar fiscalizadas como lo establece la ley. Otra definición fundamental, es que el acuerdo sea con todos los obtentores por la venta de semilla y no solamente un arreglo con Monsanto.
Definidos estos dos conceptos, la base de dicho acuerdo debe ser la aplicación en todo su alcance de la Ley 20.247 de Semillas y Creaciones Fitogenéticas, para transparentar el mercado de semillas, del que hoy sólo paga rollanting el 20% de lo que se siembra.
Es fundamental la integración del INASE con un presidente que tenga todos los requisitos para desempeñar ese cargo y que no responda a ninguna de las entidades que son parte en el conflicto, de forma que pueda actuar con ecuanimidad y alejado de toda política partidaria, ya que se trata un organismo técnico.
Debe ser el presidente de un directorio donde estén representados todos los sectores involucrados. En ese ámbito es donde se debe dar la discusión de las políticas a seguir. De cómo esté conformado el organismo y de quiénes lo integren dependerá la credibilidad de las políticas que establezca. El mejor acuerdo que surja de este debate fracasará si no somos capaces de tener un INASE de excelencia que proyecte políticas a largo plazo.
Ahora, si para llegar a un acuerdo hubiera necesidad de crear un fondo compensador, con un porcentaje de las exportaciones, tiene que ser por un plazo limitado, para ayudar a blanquear el sector, organizar el sistema y discutir una nueva ley de semillas que se adapte a los actuales procesos productivos.
Que quede bien en claro que no estoy proponiendo una nueva gabela a los productores. El fondo compensador sería para que todos los productores que pagan el rollanting cuando compran la semilla puedan recuperar lo pagado presentando la estampilla que venía con la bolsa. De esta forma ningún productor pagaría dos veces y el que no paga empezaría a hacerlo, de manera que el obtentor cobre lo invertido, como corresponde en la venta de su semilla.
Todos los protagonistas que creen en el desarrollo de la tecnología como la mejor herramienta para crecer, esperan que se termine lo antes posible con esta discusión estéril entre dirigentes y funcionarios. Porque tiene más de ideología que de defensa del productor y porque de hecho le está quitando valor a su producción por los riesgos que implica la demora de los buques en el exterior y el surgimiento, eventualmente, de nuevo problema internacional.
Para que todos los productores se suban al tren del desarrollo, la única solución es que todos los productores paguemos por la semilla que usamos tal como lo establece la ley.