Una propuesta para la produccion de carne
El que no sabe a donde va, ni el viento a favor lo ayuda a llegar a destino. Desaprovechar las extraordinarias condiciones internacionales para recuperar los primeros lugares como exportador de carne, es algo que vamos a pagar muy caro como país.
Autor: ARTURO NAVARRO - 14/03/2006
El gobierno tendrá que asumir todas las responsabilidades por la suspensión y el costo social en el mediano plazo, cuando se dé cuenta la ciudadanía de esta nueva mentira.
Esta medida extemporánea y demagógica va a perjudicar principalmente a los que menos tienen y al país en su conjunto, al limitar las inversiones en el sector ganadero, única forma racional de poder abastecer el mercado interno y externo con una mayor producción. Lo único que se va a lograr con esta media es producir carne para el mercado interno, pero esto no asegura que alcance y sea barata para los deprimidos salarios actuales, ante la brusca caída de producción que va a provocar esta medida.
Me pregunto ¿Si se tomó esta medida con el comercio de la carne, no va a ocurrir lo mismo con el trigo cuando suba el pan? ¿Qué seguridad le pueden dar al inversor del sector agropecuario o de los otros sectores medidas como estas que cambian las reglas de juego por decisiones unilaterales e improvisadas?
¿Para qué se habla de fomentar las exportaciones con un dólar artificialmente alto, si al mismo tiempo se impide exportar uno de los productos que tiene marca argentina en el mundo? ¿No será que esta política, al deprimir el salario, es la principal responsable de la actual situación de nuestros trabajadores? ¿No se enteró el Gobierno que estas políticas ya fracasaron y son las responsables de que se haya estancado la producción de carne a pesar de nuestro crecimiento demográfico?
Hace un tiempo le pregunté a un funcionario del Gobierno del Brasil, cómo hicieron para pasar de un stock de rodeo de 50 millones de cabezas a las 170 millones actuales y convertirse en el primer exportador de carne del mundo a pesar de ser un país con aftosa. Me respondió con mucha simpleza y sentido común: que lo pudieron hacer con políticas de Estado a largo plazo consensuadas con todos los sectores y con la gran colaboración de la Argentina, que no tenía una estratégia permanente para colocar sus carnes en los mercados del mundo.
Nuestro vecino país Uruguay salió a colocar sus mejores carnes al mundo porque necesitaban el ingreso de recursos para hacer políticas sociales. Su ministro de Agricultura, José Mújica, dijo que su estrategia no es darle carne barata al asalariado, sino mejorar todo su contexto social. Con esta media, en el Uruguay se triplicó el precio de la carne, pero nadie se murió de hambre por comer carne de cortes más económicos, subsidiados por las mismas exportaciones o carnes alternativas y otros alimentos, promovidos por el mismo Gobierno con políticas de Estado.
Desde que nuestro Gobierno empezó a tomar medidas el problema se agravó. Las retenciones a la exportación, la prohibición de faena de animales de menos de 300 Kg, la suspensión de los reintegros, los acuerdos de precios, la suspensión de las exportaciones por 180 días y ahora la sospecha de que la culpa la tiene el Mercado de Liniers en donde se comercializa solamente el 20% de lo que se faena: son demasiados errores para pensar que la culpa la tiene el sector productor y los responsables de la cadena agroindustrial.
Ante los resultados obtenidos es hora de que el Gobierno no haga nada más, derogue todas estas intervenciones y deje funcionar las variables de toda la cadena de la carne libremente para que nuevamente encuentre el justo precio para todos los protagonistas. Es la única forma genuina para que la actual situación se corrija rápidamente y que el Gobierno no tenga que soportar el reclamo de toda la sociedad porque la carne va a ser escasa y muy cara.
El país va a perder importantes recursos para hacer política social al perder los 60 mercados a los que exportábamos. Lo que no pudo lograr el brote de aftosa de Corrientes lo conseguimos por una decisión del Gobierno Nacional que no tiene antecedentes.
¿Qué debe hacer el Gobierno?
Para empezar a cambiar las políticas, el gobierno debe promover un plan Ganadero Nacional por ley, concensuados con todos los sectores, con incentivos para aumentar la producción de carne por productividad y para el aumento del rodeo vacuno, para poder abastecer el mercado interno y la exportación.
También el gobierno, debe hacer profundos cambios estructurales en toda la cadena de comercialización de la carne. El objetivo debe ser mejorar la calidad, la sanidad, la competencia y el mejor aprovechamiento de todos los subproductos del animal.
Entre ellas se puede mencionar la unificación de un solo estándar sanitario y que todos los frigoríficos estén habilitados para exportar. Es una actividad de altos costos fijos que, si no hay escala, todos los costos de la ineficiencia van a para al valor de la carne en el mostrador. La idea es que funcionen plantas de despostados para preparar las carnes envasadas para distribuir al minorista y aprovechar mejor todos los subproductos.
Hay que terminar con la distribución de la media res al minorista y hacerlo con cortes embolsados separados por tipos, única forma de poder hacer entrega selectiva en cada barrio. Este sistema va a permitir vender los cortes más económicos en las zonas de gente más humilde -con subsidio que se pagará con las mayores exportaciones- y los mejores cortes, en los barrios más pudientes, los cuales tendrán precios internacionales. Si se blanquea todo el negocio de la carne se va a poder identificar y vender los cortes con subsidios para los más necesitados.
Todas estas transformaciones hay que acompañarles, promoviendo el consumo de carnes alternativas como son las de cerdos, de aves y otras, como complemento de una política ganadera. Los principales exportadores de carne vacunos son grandes productores de carnes de cerdos y de aves y de un alto consumo internos de los mismos, como es el ejemplo de Brasil.