Las retenciones y las villas miserias
Las últimas declaraciones de dirigentes, economistas y políticos sobre la imposibilidad de eliminar las retenciones a las exportaciones están promoviendo y convalidando las consecuencias nefastas que ha tenido su aplicación para el sector agropecuario y para el país en general
Autor: ARTURO NAVARRO - 09/04/2006
Pareciera que estamos predestinados a vivir con este tipo de políticas económicas clientelistas, la única fábrica que no dejó de funcionar en la Argentina desde hace 70 años y que es responsable del actual desempleo, la marginación y el empobrecimiento del país.
El manejo de la economía basado en la distorsión de los precios relativos por medio de los manejos cambiarios y las retenciones a la exportación, con el argumento de las reiteradas emergencias del país, junto con el desmedido gasto público y el endeudamiento, son las políticas que hicieron fracasar a la Argentina.
La propuesta actual del Gobierno Nacional de mantener las retenciones repite los mismos errores y limita la capacidad del sector privado para hacer las inversiones en los procesos de transformación de la materia prima en su lugar de producción. A mayor distancia, mayor costo de flete. No hay paliativo que valga.
¿De qué le puede servir a un productor alejado del puerto que le reconozcan las retenciones a cuenta de ganancias si en su explotación trabaja a perdida? ¿Cuándo las va a poder recuperar y quién va a financiarle su desarrollo? ¿Estamos dispuestos a que por falta de rentabilidad los productores se endeuden nuevamente en los Bancos y a repetir el mismo escenario que provocó la convertibilidad?
El hilo siempre se corta por lo más fino cuando es el momento de hacer propuestas. Todo este modelo y las soluciones adopta das nos llevan con seguridad a una mayor concentración de la riqueza.
Como primera medida el país necesita recuperar las instituciones que aseguren el funcionamiento pleno del federalismo y la independencia de los poderes. La reforma constitucional del 94 determinó un distrito electoral único y eliminó el colegio electoral. Se potenció el poder de los grandes distritos en desmedro de todo el interior. La disciplina partidaria llevó a los políticos a aprobar dicha reforma y hoy esa misma disciplina o dependencia del Gobierno Nacional está repitiendo los mismos errores al apoyar las leyes que convalidan y agravan la situación actual, dándole poderes ilimitados al Ejecutivo para un proyecto unitario.
Necesitamos tener una verdadera burocracia nacional con un proyecto estratégico para el país, planificado en el tiempo y que trascienda los cambios de gobierno.
Hay que terminar con los individualismos, la confrontación entre sectores y con las propuestas cortoplacistas para quedar bien con los funcionarios. No puede ser que a cada cambio de gobierno, cambie toda la política. El país necesita una renovación de la dirigencia.
Necesita una conducción que piense primero en los intereses generales del país: hay que terminar con la actitud de ser dirigentes oficialistas con todos los gobiernos. La responsabilidad de lo que pasó en el país no es solamente de la conducción política.
Los dirigentes del Complejo Agroindustrial tenemos que hacer una propuesta para demostrar que tenemos vocación de poder real. En ella está la solución de los pueblos del interior. El Complejo Agroindustrial es la industria más importante del país por su capacidad de dar trabajo, por su producto bruto interno, por el volumen de nuestras exportaciones pero, principalmente, porque está radicada en cada pueblo del interior, un hecho geopolítico que no se repite en ningún otro sector.
Necesitamos discutir y concretar un profunda reforma impositiva que grave proporcionalmente a lo que se gana, a lo que se gasta y a lo que se tiene, para poder eliminar todos los impuestos distorsivos y todos los sistemas ilusorios por ley.
Debe recaudarse en el municipio y coparticiparse para arriba, si es que queremos realmente tener un sistema federal de gobierno. El que cobra gasta racionalmente: es una práctica elemental de sentido común. Hay que comprometerse entre todos a terminar con la evasión y a racionalizar el gasto público, para que la actividad privada pueda desarrollar toda su capacidad innovadora con inversiones a largo plazo para generar nuevas fuentes de trabajo, especialmente, con las PYMES.
La sociedad en su conjunto, pero especialmente los gobernantes y legisladores deben convencerse de que el desarrollo del interior del país está principalmente en el Complejo Agroindustrial. Esta es la mejor política para empezar a solucionar la situación de las villas miseria, porque desarrollando las economías regionales se detendría la emigración del interior.
Para ello es necesario contar primero con una moderna autopista informática. La única forma de acortar las distancias es mediante las comunicaciones. Los pueblos más alejados y los más pequeños son los que tienen los peores servicios.
Esto hay que revertirlo inmediatamente, para que llegue la educación a distancia, la información y el conocimiento a todos los rincones del país en tiempo real.
Hoy el interior del país ha recuperado en gran parte la actividad que tenía antes de la devaluación, pero esto no fue porque se haya aplicado un proyecto económico sustentable.
El motor de esa recuperación ha sido el sector agroindustrial con todas las innovaciones y las inversiones que hizo sin demandarle nada al Estado y aportando importantes recursos al país. Pero en muchos lugares ya hay señales de alerta sobre los cambios de los precios relativos por motivos internos y externos.
Si queremos tener políticas que permitan acotar a niveles normales el desempleo en el país debemos eliminar estos sistemas impositivos distorsivos y tener una propuesta consensuada que promueva las inversiones y permita distribuir la población en todo el territorio nacional.
La situación que se está viviendo en el conurbano bonaerense no admite más parches y demanda soluciones de fondo de toda la dirigencia en general.