Los pecados de la carne
El autor afirma que "hay que recuperar el mercado de carne vacuna estadounidense". En este sentido, asegura que hoy no tenemos el inconveniente de la aftosa pero "las limitaciones que enfrentamos son las de nuestros gobernantes y dirigentes que creen que la falta de carne y el aumento de su precio se debe a que la exportamos".
Autor: ARTURO NAVARRO - 07/07/2007
Cualquier país que planifique una política a largo plazo debería realizar urgentemente todas las gestiones para volver a entrar al mayor mercado de carne vacuna por volumen: el estadounidense, por su alto valor y el poder adquisitivo de sus 360 millones de habitantes.
Hoy no tenemos las antiguas limitaciones sanitarias, ya que hemos sido declarados país libre de aftosa con vacunación. Lamentablemente, las limitaciones que hoy enfrentamos son de otra índole: la de nuestros gobernantes y dirigentes que creen que la falta de carne y el aumento de su precio se debe a que exportamos la carne. Lo más grave es que esta idea está instalada en el subconsciente del consumidor, motivo suficiente para que entre todos tratemos de modificarla con una campaña de comunicación, permanente y positiva, para que se sepa cómo funciona la producción ganadera y cómo se forman los precios de la exportación y del mercado interno.
Han pasado varios meses desde que este nuevo status sanitario del país fue declarado, y tengo que confesar que hasta la fecha no he encontrado información que indique que se han iniciado gestiones concretas. Al contrario, hay una versión que afirma que esto es así porque el Gobierno no tiene ninguna intención en avanzar en la apertura, ya que deduce que agravará el problema del abastecimiento de carne vacuna al subir el precio en el mostrador.
El Gobierno y muchos dirigentes creen todavía que se puede seguir teniendo precios internos que no guarden relación con los precios internacionales. Parece que no quieren asumir la realidad de lo que está ocurriendo en el país: todos los precios relativos de nuestra economía han sido distorsionados por las intervenciones y la actual crisis provocada en muchos sectores estratégicos. Siguen pensando que la culpa la tienen los malditos e insensibles empresarios, ajenos a los problemas del país y de los que menos tienen. Gracias a esta falacia, el Estado se siente con la libertad de intervenir en los negocios empresariales, como si con este sistema se pudiese demostrar el éxito que su aplicación nunca existió en país alguno.
De ser cierta esta decisión del Gobierno, estaríamos ante un grave impedimento para empezar a solucionar el problema que, vale recordar, se originó con la intervención en el mercado de la carne, con el impulso del consumo a través del control de precios pero, al mismo tiempo, promoviendo la disminución productiva gracias a la falta de rentabilidad; todo esto ocasionó el desorden de los valores en el mercado, al no estar referenciados a lo que sucede en el mundo. Hoy la situación es realmente grave y sin ninguna señal de que vaya a corregirse. Todo lo contrario: se va a profundizar porque la demanda sigue creciendo y la máquina de producir carne se detiene, al no ser rentable la inversión sin un escenario previsible a mediano plazo. Por eso es fundamental que modifiquemos nuestras políticas con miras al largo plazo y empecemos a hacer todas las gestiones necesarias -desde el sector público y el privado- para abrir los mercados de mayor poder adquisitivo.
Ana Baron, corresponsal del diario Clarín en Estados Unidos, nos informaba lo siguiente, días atrás, desde Washington: "Los lobbies en contra de Argentina en el Congreso de Estados Unidos se están multiplicando vertiginosamente. La primera ofensiva provino de ATFA, la American Task Force Argentina, un grupo que defiende los intereses de los bonistas que quedaron fuera del canje argentino y la US Cattlemen's Association, una organización que reúne a los productores de carne en Estados Unidos, lanzó un nuevo lobby para impedir que ingrese carne de nuestro país en el mercado estadounidense. La USCA le escribió una carta al presidente del comité de Finanzas del Senado, Max Baucus, en la que le pide que se oponga enérgicamente a la regionalización de la venta de carne argentina a los Estados Unidos".
El protagonismo de Uruguay es el mejor ejemplo de lo que hay que hacer con el mercado de ganado y carne. Exporta a Estados Unidos y Canadá el 80% de sus exportaciones. Vale destacar: Uruguay no tiene ningún plan ganadero y no tiene precios máximos para ningún corte de carne; sí tiene políticas sociales para los más necesitados y, por supuesto, no gasta los recursos del Estado para subsidiar a toda la población, como hacemos nosotros con 38 millones de habitantes. Su política, sencillamente, consistió en respetar las reglas de juego del mercado (a pesar de las crisis y los cambios de gobierno).
¿Es tan difícil hacer algo similar para que nuevamente la Argentina pueda ser un gran exportador de carne vacuna, con su "marca registrada en el mundo", y al mismo tiempo abastecer al mercado interno?
Para cambiar esta imagen interna y externa en el negocio de la carne se creó el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (IPCVA). Este organismo es un ente público no estatal, por lo tanto no es una dependencia más del gobierno nacional. Está manejado mayormente por dirigentes del sector privado, y las gestiones a realizar deberían estar orientadas a defender los intereses según los mandatos de los productores, que son los que lo sostienen con sus aportes. El principal objetivo a llevar a cabo ante la situación que está pasando el sector ganadero, debería apuntar al cambio en la imagen que tiene la sociedad sobre el sector en particular y el sector agroindustrial en general, para alcanzar así las políticas de estado que necesita el Complejo Agroindustrial.
El término promoción es muy amplio y tiene que ver con todo lo que sea necesario hacer dentro del país y en el exterior -principalmente en materia comunicacional- para cambiar la imagen y concretar la imprescindible política ganadera y de carne a nivel nacional. El sector tiene un gravísimo problema de comunicación y somos nosotros, los privados, los responsables de poner los medios económicos para hacer los cambios necesarios y revertirlo.
Con el mismo objetivo, sería totalmente lícito que se usen los abundantes recursos que tiene acumulados el IPCVA, para hacer las gestiones de lobby en Estados Unidos e ingresar a ese importante mercado. Esto es fundamental para planificar y desarrollar una política de ganado y carnes a largo plazo, integrando la ganadería y la agricultura y complementándolas con todo el proceso agroindustrial en el interior. Estas serían la bases fundamentales para implementar un desarrollo rural moderno.