Urge un Gran Proyecto Nacional para el Campo

"El campo ha dejado de ser algo primario para convertirse en una de las industrias más eficientes y competitivas del mundo"

Autor: ARTURO NAVARRO - 07/07/2007



   Al asumir el nuevo ministro de Economía, Miguel Peirano, con sus declaraciones, se abrió nuevamente el debate campo versus industria, que debería estar cerrado hace mucho tiempo en el país. Esto se debe a los hechos incontrastables de la realidad de lo que representa el complejo agroindustrial para la economía del país y el bienestar de todos sus ciudadanos.
   
   Quien piense todavía que con el campo solo se puede salir adelante está totalmente equivocado. Valen algunas opiniones como ferviente defensor de las transformaciones de nuestra producción en artículos de mayor valor agregado por mano de obra argentina para colocar en los mercados del mundo.
   
   Ante los graves problemas de distorsión de los precios relativos de la economía, hubiera sido una muy buena oportunidad mandar un mensaje más realista asumiendo que hay que hacer correcciones muy pronto para evitar problemas mayores, que después son muy difíciles de corregir, aunque se tenga el mejor ministro de Economía.
   
   El plan actual no es sostenible en el tiempo y si se profundiza, como se anuncia, es sumamente preocupante y peligroso.
   
   Hoy el debate debería girar alrededor de si se quieren industrias competitivas en el mundo o seguir defendiendo industrias no competitivas e ineficientes, que trabajen para el mercado interno solamente.
   
   El campo ha dejado de ser algo primario para convertirse en la industria más eficiente y competitiva en el mundo. Esto permitió sacar al país de la última crisis sin ninguna política de Estado y hoy se están aprovechando las condiciones internacionales de los mercados, hasta donde le permiten las políticas del gobierno y a pesar de los subsidios de los países desarrollados, nuestros competidores.
   
   Si se hubieran tenido políticas de Estado, desde hace mucho tiempo, como necesita cualquier país para planificar mejor su crecimiento, con seguridad ya se habrían superado los 100 millones de toneladas y sería mucha más la materia prima transformada en alimentos que se estaría exportando. Esto traería mayores divisas genuinas para desarrollar al país en su conjunto, achicando rápidamente la marginación, el desempleo y la exclusión de tantos argentinos. Ya hubiéramos pasado de los 300 dólares por tonelada promedio exportada a 800 dólares, si exportáramos alimentos y maquinarias terminadas, si nos hubieran permitido aprovechar todas las capacidades naturales, humanas y tecnológicas que tenemos disponibles en la agroindustria. Esta debería ser una de nuestra metas.
   
   Hoy el complejo agroindustrial está exportando a Brasil y China -entre otros países-a pesar de la falta de políticas los impuestos por exportary las limitaciones que nos imponen esos paísespara poder ingresar con productos elaborados. Mientras otras industrias -inclusive alguna de complejo agroindustrial-están reclamando protecciones porque no quieren o no pueden competir con el exterior.
   
   ¿Cuál debe ser el dólar competitivo para una economía? ¿Debe ser para todos los sectores? ¿La política económica de la Argentina tiene que seguir discriminando los productos exportables con impuestos, limitando su capacidad de inversión para transformar la producción para exportar mayor mano de obra argentina? ¿La dirigencia del país puede pensar que esto puede ser permanente en un mundo globalizado? ¿Vamos a seguir pensando que los precios internacionales no pueden ser iguales a los precios internos? Son algunas preguntas que quiero dejar hechas, asumiendo que hay cosas para cambiar más allá de quién sea gobierno.
   
   El campo no tiene un dólar alto y muy competitivo como se ha dicho, confundiendo a la sociedad en general. El dólar para exportar grano de soja es de $ 2,20, mientras que para comprar los insumos el productor tiene un dólar de $ 3,10 más arancel que representa $ 3,30, por las retenciones a la exportación.
   
   
   Convertibilidad
   
   La convertibilidad actual de 3 a 1 es mucho más grave para el campo que la convertibilidad del 1 a 1 de diciembre de 2001 si los valores de los comodines de esa época fueran los actuales. Lo que cambiaron son los valores de los granos que hacen, por ahora, sostenible este modelo y por lo tanto es necesario ponerse a discutir las políticas de largo plazo, para hacer más previsible esta gran oportunidad que nos presenta el mundo nuevamente, por la mayor demanda en cantidad y calidad de alimentos que necesitan y la necesidades de mayor combustibles con el aporte de los biocombustibles.
   
   La única forma de revertir esta situación, que tiene muchos años, y poder terminar con el discurso único de un solo sector o persona, es con un «gran Acuerdo Nacional de Desarrollo» que permita planificar a largo plazo. Debería surgir de un pacto entre todos los sectores y ser convalidado por el Congreso de la Nación. Para poder discutirlo y consensuarlo, deben participar todos los sectores en igualdad de condiciones y con el único compromiso de construir en algunos años un país desarrollado que les permita a todos poder educarse, trabajar y mejorar su poder adquisitivo en forma genuina, para poder desplegar todas las libertades básicas de un ser humano, como es pensar y definir sus situación personal en forma independiente y sin ninguna tutela del Estado. Hay que construir definitivamente capital social empresario para poder hacer permanente y previsible el crecimientos del país.
   
     
   
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